In my burning heart [JaeDo]

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Después de un vibrante orgasmo, no había nada mejor que una ducha fría y esa persona que siguiera intentando meter las manos entre las piernas, sus risas aun resonaban dentro de la cabeza de Doyoung; Jaehyun susurrando que era hermoso o lo sensible que era alrededor de sus caderas, o esa confesión de intenciones de querer volver abrir las piernas, aunque él ya no tenía la misma condición física en su juventud, se sentía cansado y solo quería dormir un poco.

Él tumbado sobre las sabanas mientras que Jaehyun permanecía debajo de estas con la sabana cubriéndolo desde la cintura hasta por encima de sus rodillas, esa habitación se había convertido en su pequeño mundo, solo eran ellos dos y esa suave sensación que se deslizaba por debajo de sus manos. Ninguno había mostrado algún interés de salir de esa habitación, a pesar que las horas seguían corriendo.

Doyoung suspiro cuando la mano de Jaehyun se deslizo por su espalda, siguiendo la línea de su columna hasta terminar justo al borde, fue instinto puro que sus caderas se levantaran como cuando rascabas la espalda de un gato, Jaehyun volvió a reír, subió, una vez más.

Entonces, el sonido de un teléfono rompió esa aura magnifica, Jaehyun salió de la cama apresuradamente mientras que Doyoung seguía aferrado a la almohada, sus parpados pesaban y sus caderas tenían ese suave dolor que resultaba tan placentero, era un recordatorio silencioso que acababa de ser jodido en esa habitación.

Un suave murmulló se elevó, Jaehyun hablaba por debajo. Doyoung no le importaba, ya no le importaba nada, girando sobre su espalda, estirando sus piernas largas a cada lado, amaba sentirse de esa manera, sus manos pasaban por su estomago plano, disfrutando de su propia temperatura.

Él apestaba a los productos del Hotel, de alguna manera, deseaba volver a sentir el perfume de Jaehyun dominando sus sentidos hasta el punto de sentirse drogado. De pronto, Jaehyun cayo sobre su cuerpo, Doyoung ronroneo por el peso familiar que lo aplastaba contra la cama, mechones húmedos cosquilleaban en su mejilla derecha.

Jaehyun era cálido, demasiado cálido, para el bien de Doyoung, rodeándolo con sus brazos para atraerlo un poco más hacia su cuerpo, escuchando el suave respirar del otro, sintiendo los latidos de su corazón sobre su pecho, sus manos subieron por la línea de su espalda, entre sus omoplatos hasta su nuca, en donde iniciaba su cabello, hundiéndose lentamente.

Húmedo como él.

Su aroma era familiar, era exactamente igual.

Se sentía bien sentir y no pensar en lo que pasara, simplemente sentirlo contra su cuerpo. Ese momento, en esa habitación se sentía como la calma antes de la tormenta, ¿estaba preparado? No tenia una respuesta para eso, simplemente se dejaría arrastrar hasta quedar a la orilla de algún lugar o morir ahogado, de cualquier forma, no importaba, no importaba en absoluto.

Ellos estaban ahí, no había nadie más, solo ellos. Doyoung se sentía tan vivo, tan deseado bajo las manos de Jaehyun, sentía que la excitación subía desde sus pies hasta su entrepierna, deseaba volver a ser tocado, deseaba volver a sentir drogado por tener un pene dentro de él, deseaba esa lengua dentro de su garganta, tratando de llegar a su garganta.

Un suave gruñido se escucho de Jaehyun, besaba con suavidad su cuello magullado, sabía que tendría problemas en ocultarlo, al igual que Jaehyun, pero era un problema del futuro. Doyoung era sincero consigo mismo, no le importaba que otras personas vieran esas marcas en su cuello, era un hombre adulto que había tenido sexo, no era nada extraño.

Ellos no le debían explicación a nadie, excepto por Johnny que era solamente problema de Jaehyun, sabia que se le ocurriría algo para ocultarlos. Doyoung se perdió en un gemido cuando los dientes de ese hombre se hundieron en su piel de una manera posesiva antes de pasar su lengua, ensuciaba su piel de una manera tan placentera.