Sentí toda la sangre bajar hasta mis pies, dejando una horrible sensación de escalofrío en mi cuerpo. Maldición, ¿qué?
Me apoyé con una mano sobre mi escritorio y la otra sostenía el celular, porque de repente creí que iba a caerme.
- ¡¿Anto, dónde está Mario?! ¿Está bien? ¡¿Por qué yo no lo sabía?! –subí mi tono de voz.
- Mario está en el hospital, Mauricio está con él. Haber chica, espera, tranquilízate, no está del todo mal, Mauricio solo mencionó que se rompió un brazo. Nada serio.
- ¿Nada serio? ¡Anto se rompió un brazo! Dios mío, voy para allá.
Y antes de escuchar su respuesta colgué.
Mario tiene que estar bien.
Va a estar bien.
Mario va a estar bien.
Mariova a estar bien.
Mario va a estar bien.
Me repetía eso en mi mente para auto-calmarme.
- Tengo que ir al hospital ahora mismo -dije mirando a Sebastian, quien se quedó en silencio desde que colgué. Mi voz estaba temblorosa y tuve que sujetarme con las dos manos sobre el escritorio y tomar una gran bocanada de aire para mis pulmones.
- Deja que yo te lleve por favor.
- No, Sebastian, puedo manejar hasta el hospital yo misma.
- No dejaré que vayas sola. Mírate estas a punto de sufrir un ataque -me tomó de los hombros y me guio a mi silla- Siéntate, iré por mis llaves.
- Sebas...
- No. Espera aquí. No tardo.
(....)
El auto de Sebastian era un Audi deportivo gris. Muy lujoso a decir verdad. El camino fue en total silencio, el único sonido era el de mis manos intranquilas en mi regazo. Sebastian de vez en cuando me miraba de reojo y luego volvía su mirada al tráfico, pero no importo mucho porque no fue muy lejos cuando vi el enorme edificio blanco.
- ¡Detente, detente! Aquí me bajaré -le dije.
- Pero necesito estacionar el auto. No puedo simplemente dejarlo aquí.
- No, tú ve a buscar algún lugar, yo me bajaré aquí.
Apenas redujo la velocidad y paro el auto, me le adelante a Sebastian y abrí mi puerta antes de que él pudiera hacerlo, y bajé. Rodeó su auto y me atrapó del brazo antes de casi salir corriendo a la entrada de emergencias.
- _________ déjame acompañarte. Espera por favor, no te encuentras bien y si algo te pasa será mi responsabilidad por dejarte ir sola - replicó Sebastian.
- Estaré bien –respondí un poco impaciente de entrar al hospital y saber de Mario- Ve y busca un lugar para el auto, nos vemos dentro. Si algo me pasa, bueno, en fin, estaré en buenas manos, es un hospital Sebastian.
-¿Puedo saber al menos a quien venimos a ver?
-Mi ex, Mario…
Sebastian se congeló un momento y asintió no muy convencido, pero lo hizo, y subió de nuevo a su auto. Entonces yo caminé hasta la puerta de Emergencias.
Una enfermera a la cual pedí informes, me dijo que Mario se encontraba en recuperación, me explicó que se encontraba bien, sólo había sufrido una fractura de muñeca, pero que en estos momentos seguramente el paciente estaba dormido por el medicamento para calmar el dolor.
Sin embargo, le rogué que me llevara hasta donde él estaba y asegurarme por mí misma que Mario estuviera bien.
Me guió por unos pasillos hasta llegar a uno de los pequeños cuartos individuales.
-¿No hay nadie con él? –le pregunté a la enfermera, pues Anto había dicho que Mauricio estaba con él, supongo que habrá avisado a su madre.
- Sólo un chico, que dijo que era su amigo más cercano –dijo la enfermera abriendo la puerta y dejando a la vista a Mario sobre la cama, con los ojos cerrados, durmiendo, y todo su antebrazo y parte de su brazo izquierdo enyesado recargado sobre su pecho- Um, el chico debería de estar aquí –murmuró de nuevo ella, cuando se dio cuenta que le habitación estaba sola.
- ¿Él estará bien, verdad? –insistí haciendo visible mi sufrimiento. Estaba a punto de llorar de nuevo, necesitaba que me lo aseguraran.
- Claro que lo estará –me aseguró, y respiré de nuevo- Tan pronto como el medicamento pase podrán llevarlo a casa –dijo revisando las intravenosas de Mario- ¿Tú eres algo así como su novia?
-Eso creo, sí… -susurré. Su esposa en realidad.
Me dedicó una sonrisa y me dijo que luego regresaría a revisarlo de nuevo, y que podría quedar todo el tiempo que quisiera. La enfermera salió y me senté en una de las sillas que estaba a un lado de su cama.
Mario estaba en silencio, sabía que dormía por ello no me preocupe tanto, pero igual era raro verlo tan callado. Ahora que pude verlo más de cerca y vi su rostro, tenía unas cortadas en su mejilla, como un ligero golpe, alrededor de esto se volvía morado por la sangre acumulada, su entrecejo estaba contraído en una mueca de dolor. Quise tocarlo y sanar su dolor, pero entonces corría el riesgo de que despertara y me viera aquí.
-Oh, Mario, qué te ha pasado –susurré. Estaba respirando con dificultad, con cuidado tomé su mano derecha sana. Estaba fría. La cubrí con mis dos manos para darle un poco de calor, era todo lo que podía hacer.
-¿Qué haces tú aquí? –levanté mi mirada y Mauricio estaba parado justo enfrente de mí del otro lado de la cama de Mario, observándome. Dios, no me di cuenta cuando él entró, no tenía idea de cuánto tiempo llevaba ahí.
Solté la mano de Mario.
-Te hice una pregunta; ¿qué haces aquí? – inquirió Mauricio, se cruzo de brazos y me miró fríamente. Por un momento me pareció extraña la manera en la que me estaba tratando, pero supuse que Mario le había contado de ayer. Me puse de pie.
- Vine a ver a Mario, quería asegurarme por mi misma que él estaba bien –respondí. Soltó una muy obvia risita cínica, estaba muy molesto conmigo y yo no lo iba a culpar- ¿Puedo saber qué paso?
-Tuvo un accidente en el auto cuando conducía de regreso al departamento –dijo secamente- Mario me pidió que no le dijera a su mamá, no quiere preocuparla, espero puedas hacer eso por el también.
-De acuerdo. ¿Puedes hacer algo tú por mí? –
Mauricio levantó ambas cejas incrédulo, como ofendido quizás, pero tenía que pedírselo- No le digas que vine a verlo, por favor… No quiero que Mario se haga ilusiones.
-Me lo imaginé –soltó un bufido- Por cierto, alguien te está esperando afuera, en el pasillo – dijo rodando los ojos y por su expresión supe que era Sebastian.
-Mauricio, lo siento… -dije incapaz de decir otra
cosa.
-¿En serio? ¿Lo sientes? No sé _____, pero no es a mí a quien debes decirle eso –se volvió hacia Mario y me dio la espalda.
Suspiré. Tomé mi bolso y me dirigí a la puerta. Como lo había dicho Mauricio, Sebastian era quien me esperaba en el pasillo. Recargado en la pared, con sus manos dentro de sus bolsillos, mirando a todos lados y mordiendo su labio inferior como si estuviera ansioso, o quizás el ambiente a hospital lo incomodaba.
Nuestros ojos se encontraron y entonces quise llorar de nuevo. Mauricio había sido muy duro conmigo y por un lado me lo merecía.
Corrí hasta Sebastian y él me atrapó en sus brazos sin preguntar nada, solo meciéndome en ellos. Y volvía a ser una fuente humana. Lo escuché tragar saliva y luego susurrar muy cerca de mi oído ‘‘Todo va a estar bien’’.
Pero muy dentro de mí, yo sabía que nada, absolutamente nada estaba bien.------------------------------------------------------
Hola perdón, por la tardansa pero aqui tienen el capitulo, No olviden votar y comentar para que la siga. MUCHAS cosas se vienen en la novela.... Gracias por leer:*
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"Beautiful Lies." - Mario Bautista & Tu
Fanfiction''Tiene que haber alguna forma para hacer que me quieras como antes''.