Capítulo 1. Ya no más.

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Tu versión.

Lo escuché llegar y observé su reacción al ver mi mensaje desde la ventana que da vista a la cochera. Suspiré. Él parece preocupado y muy, demasiado, confundido. Si bien esta no era una gran emergencia, pronto lo seria y, quise prevenirlo para lo que diré.

Cerré los ojos y pasé mis manos por mi rostro y luego por mi cabeza, como muestra de mi inquietud acerca de esto. Lo que pasaría después de esto.

Para el siguiente segundo que me detuve a pensar, la puerta de la casa se abrió y Mario entró por ella. Caminó hasta mí, donde yo estaba dándole la espalda. Cuando sentí el suave toque de sus manos sobre mis hombros, apreté los ojos, tan fuerte que creí que jamás los volvería a abrir. Y con delicadeza me volvió hacia él. No podía verlo a los ojos si quiero hacer esto. Oh, por favor, no.

- ________, amor, ¿algo sucede? -preguntó preocupado, recorriendo con sus ojos todo mi rostro, buscando algo que le diera una respuesta- Dime, cielo... ¿estás bien?

Exhale aire, creo que lo estaba conteniendo desde que envié mi ultimo mensaje. Luego volví a inhalar.

- Sí... estoy bien -respondí secamente. Luchando contra mi voluntad de querer lanzarme a sus brazos y refugiarme en ellos.

- Oh, cariño, me preocupo tu mensaje... fue tan desconcertante. Si querías usar eso como un simulacro creo que al menos debiste decirme algo más... -retiró sus manos de mis hombros y me cubrió con sus brazos, juntando sus manos detrás de mi espalda, presionándome contra él. «No Mario, no me hagas esto más difícil, por favor», rogué en mi mente. Me alejé al instante a una distancia considerada, sabiendo que luego iba a suplicar que me abrazara de nuevo.

- Mario.... yo... -mi voz sonó más quebrada de lo que pensé, estaba conteniéndolo todo- Necesito decirte algo...

- ¿Qué está mal, ______?

- Todo... tú y yo... -susurré mirando el suelo.

Estaba tan asustada de decirle esto, no quiero lastimarlo, era lo menos que quería. Había algo diferente en nosotros, ya no éramos la pareja de novios adolescentes, ahora habíamos crecido y madurado, éramos esposos. Y como matrimonio tenía que ir al punto, en mi este caso un punto final.

Mario me obligo a mirarle tomándome de mi barbilla y lo dije: - No debimos casarnos. No te amo.

Dio un paso hacía atrás, soltando mi mentón lentamente... y me miró con una mezcla de emociones en su cara, por unos segundos, que me parecieron una eternidad... una lenta agonía que se reflejaba en sus ojos.

- ¿No me amas? -dijo casi en un susurró. «Te amo más que a mi vida. Te amo tanto como amo a mi hija. Hago esto por ella y... por ti»

- Ya no.

- ¿"Ya no"? ¿es esa una respuesta? ¡¿Qué ocurrió?! -su tonó de voz subió. Esto me recordaba a la última fuerte pelea entre nosotros hace varios años, después de que Mario me encontrará en la habitación con Fred, había sido un malentendido, pero esa noche habíamos terminado. Me siento de la misma horrible manera- ¡Contéstame por el amor de Dios! Tu silencio me hace imaginar miles de cosas, y quiero escucharte decirlo de ti, antes de enloquecer.

- No estoy segura de esto... -murmuré casi en un hilo de voz.

- ¡¿No estás segura?! ¡¿de qué?! ¿de mi amor? - gritó haciéndome retroceder un paso. Sus ojos se estaban obscureciendo, pero aún así mostraban un destello de tristeza y una lágrima amenazaba por salir, de sus hermosos ojos- Bien _______, lo has logrado. ¡Estoy enloqueciendo!

- ...De que hayamos hecho lo correcto -le dije- Éramos muy jóvenes para pensar en casarnos y en un "para siempre". El amor no es para siempre, Mario.

«Oh, Mario. Quiero llorar, me estoy ahogando con mis propias palabras. No quiero, pero debo mentir.»

- No, no. Dime que estás bromeando -dijo y se acercó cauteloso a mí. Tomo su rostro entre sus manos y buscó conectar nuestras miradas- Estas asustada, amor... sólo es eso. El matrimonio, vivir lejos de tu mamá, todas esas responsabilidades como madre, cuidar de Kim... todo eso te esta asustando, ¿cierto? -presionó su frente con la mía. Cerré mis ojos y tragué saliva- Vamos a aprender a llevar todo esto, juntos.

- Mario... -gemí, en protesta.

- Sh. No digas nada más, por favor -sollozó.

De repente, la opción de decirle la verdad apareció como una forma de ahorrarnos este sufrimiento a ambos, pero sería pensar en nosotros dos, y no en Kimberly.

- No, Mario. No estoy asustada -«si lo estoy, pero no por esas razones», pensé- Hablo enserio. Casarme contigo sólo por Kimberly, no ha sido la mejor de mis decisiones.

Me zafé de su agarre y sus brazos cayeron a sus costados bruscamente.

- No fue solo por Kimberly... ¡Nos amábamos!... Yo te amo.

- Ya no más.

Y con eso era como acabar con cualquier pisca de ilusión. Mientras ambos callamos, sus ojos me observaban y, observaban cuán segura estaba de lo que dije. Su pecho subía y bajaba conforme su respiración se estabilizaba.

- Tuviste cinco años para decirme esto, todo parecía ir bien hasta entonces... ¿por qué esperaste un mes más, después de nuestra boda? -preguntó un poco más relajado, pero su tristeza aún sigue allí, en su rostro y ojos cristalinos.

Estaba tratando de asimilar o conectar las piezas de este horrible, terrible rompecabezas, que ni yo misma entendía. Todo esto era una mierda.

- Ya no me preguntes más. Creí que iba a funcionar, es todo -baje mi mirada hacía otro lugar, que me hiciera sentir menos culpable. Lo escuché resoplar frustrado y dar vueltas, luego detenerse de nuevo en el mismo lugar, y habló:

- ¿Qué pasará con nuestra hija?... ¿qué pasará con nosotros?...

- Me mudaré con ella a otro lugar... quizás a mi vieja casa o buscaré un departamento... no lo sé. Necesitamos distanciarnos. Necesito pensar muchas cosas. Pero el contestó con un rotundo «No.»

- Se quedarán aquí. Este es tu hogar, como el de Kimberly. Si quieres distancia entre nosotros la habrá. Me puedo ir a otra habitación, pero no me pidas que me aleje de mi hija.

A Mario durmiendo en otra habitación no servirá de nada, necesitaba estar lo más lejos de él. Que aún viviéramos juntos sólo serviría para que Mario buscara una forma de hacer que me retracte por lo que dije. Claro que no le costaría mucho lograrlo, nunca quise hacer esto desde un principio.

-También es el tuyo -respondí, buscando una razón lógica- No es esa clase de distancia en la que estaba pensando. No podemos seguir viviendo juntos.

- ¿Eso quieres? -se quedo boquiabierto, levantando ambas cejas. Una lágrima amenazaba por salir, pero la reprimí antes de que pudiera darse el lujo de rodar por mi rostro.

- Sí.

Resopló el aire que contenía y negó con la cabeza varias veces. No tenía más que decir a eso. O quizás sí, pero yo me negaba a responderle algo más.

- Necesito un poco de aire -dijo y solo escuche cuando cerró la puerta tras de él. No eran ni las 10 de la mañana de un lunes de verano, cuando ya acababa de echar a perder lo que se suponía que era mi matrimonio. Un feliz matrimonio... hasta hoy.

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Como podran darse cuenta esta es la continuacion del capitulo extra que les puse y aqui comienza la novela, Ya les habia comentado que esta novela sera diferente ya se habran dado cuenta porque, espero y no me maten por todo lo que pasara :* No olviden votar y comentar que les parecio este primer cap.

"Beautiful Lies." - Mario Bautista & TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora