Capitulo 32. Weddings Bells 2.

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Tú versión.
Muchos recuerdos vinieron a mí, al escuchar esa canción. Muchos de ellos de cuando éramos novios.

Repentinamente, ya no pensé con claridad luego de aceptar bailar con Mario. Mi vida últimamente ha tenido tantas bajas y altas. Vivo la vida que nadie nunca envidiaría. No hace pocas horas me dije a mi misma que esta noche sería exclusivamente para Sebastián y dejaría de pensar en Mario, pero una vez más estoy cayendo en sus encantos, y cuando Mario me mira de esa manera no puedo resistir.

Me tomó de la cintura con ambas manos, rodeándome, obligándome a poner las mías alrededor de su cuello. Y bailamos. Me dediqué a mirar su rostro por algunos segundos, otras veces miraba a mi alrededor pero mi vista regresaba al hombre frente a mí. Las luces hacían poner de mil colores sus ojos, y era increíblemente aún más apuesto con esa ligera barba de varios días.

Truly, madly, deeply sonaba en el fondo.

- ¿El arroz se te sigue quemando? - preguntó en medio de la canción distrayéndome de todo aquello que pensaba en ese momento.

- ¿Cómo? -dije confundida, levantando una ceja hacia él. Mario sonrió

- El arroz -repitió- ¿ya has aprendido a medir el agua? La última vez recuerdo que lo quemaste todo y dijiste que aprenderías a hacerlo mejor.

Extendió su brazo y me hizo dar una vuelta para luego volverme a acercar a su cuerpo. Le sonreí un poco boba y apenada, recordando el día que arruiné esa cena. Ese día Mario lo comió de todos modos para no hacerme sentir mal. Pero yo sabía muy bien que, era la cosa más desagradable que alguna vez cociné.

- Quizás vaya mejorando -respondí, encogiéndome de hombros, mordiendo mi lengua al mismo tiempo. Mario aferró más su agarre detrás de mi espalda a la altura de la cintura acercándome a sí. Si es que eso aún se podía.

-Lo dudo. Tú y un poco de arroz no son buenos juntos.

- ¡Me declaró la guerra desde esa noche! - bromeé. Mario echó su cabeza hacia atrás y estalló en risas. Luego asintió con la cabeza hacia mí- Oh y, ¿qué hay de ti, ya aprendiste a levantar la taza al ir al baño? -añadí.

- Umh, ¿qué te diré? Quizás vivir con otro hombre igual de sucio que yo y no con alguien tan gritón, tiene un lado bueno -rió. Inclinó su cabeza hacia mi oído y susurró:- Y por si aún tenías alguna duda acabo de referirme a ti como una gritona.

- Oh Alberto, no acabas de decir eso -lo dije tratando de sonar molesta. Aunque no lo estaba, ni un poco.

- Sí, lo hice.

Mario ocultó una sonrisa de autosuficiencia y trató de no soltar una carcajada. No sé exactamente por qué comencé a sentir como si nadie a nuestro alrededor existiera y era posible tener una charla con mi esposo sin mencionar el daño que nos hemos hecho antes.
Y me encontré a mí misma deseando que esa canción nunca acabara. Que el tiempo se detuviera aquí y ahora mismo. No estaba esperando que Sebastián regresara o que Stephanie apareciera. Sólo quería disfrutar de la sensación de Mario sosteniéndome en sus brazos y verle sonreír de esta manera.

- Ese color coral se te ve increíble, ¿sabes? El de tu vestido, me refiero - Mario sonó algo nervioso y eso me pareció adorable con su cumplido.

- Si bueno... Gracias. Kim ayudó a escogerlo - mencioné, sintiéndome halagada. Los hombres no muchas veces notan cosas así.

- Entonces debería agradecerle a ella -me guiñó un ojo, coqueto.
Mario no dejaba de sonreír. Se sentía algo prohibido tocar sus mejillas, y lo deseaba tanto en este momento. Imaginé las cosquillas al contacto de mi palma por su barba. Y por un segundo me di cuenta de que tan cerca nos encontrábamos cara a cara. Cuerpo a cuerpo. Y lo lejos que habíamos llegado.

"Beautiful Lies." - Mario Bautista & TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora