Capitulo 25. No era mi mujer.

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Mario versión.

Justo cuando me paré detrás de su puerta la abrí. Ella estaba sentada en el comedor. En la mesa estaba lo que había comenzado como un simple juego de mesa en una tarde de amigos.
Stephanie se había convertido en mi única amiga.

- Mario, al fin llegas. Toma los dados, es tu turno -Ella se puso de pie y caminó hacia mí, tendiéndome la mano. Se detuvo unos pasos antes, examinándome- ¿Qué ocurre?
Su cara estaba llena de confusión con una ceja levantada hacía mí.

La tomé de la mano, halándola a mi cuerpo, sujetándola con fuerza por su cintura. Algo muy dentro de mí me impulso a hacer lo que hice, un nuevo sentimiento, ¿rabia? ¿Despecho? Llámenlo como quieran, pero entonces la besé. Duro con fuerza.

Ella respondió de la misma manera, hambrienta, sin importarme que... ella no fuera mi mujer.

(...)

Abrí los ojos. Y tan pronto como noté que ésta no era mi cama, me di cuenta de mi error.

El delgado brazo de Stephanie descansaba sobre mi pecho; su rubia cabellera despeinada cubría su cara. Cerré los ojos nuevamente, creyendo que con volver a dormir remediaría todo, pero no.

Anoche habíamos tenido sexo.

Con cuidado me enderecé y me senté en la orilla de la cama; busqué mis bóxers mientras hacia un recuento de la noche anterior.

- Mario... -Sthepanie murmuró mi nombre, sonaba adormilada. Me acerqué a ella y besé su frente, sólo eso basto para que volviera a dormir.

Salí de su departamento y caminé hacia el de Mauricio, donde seguramente él aun estaba dormido; caminé directo al baño y tomé una ducha.

Acabo de tener relaciones con una mujer que no era mi esposa, peor aún, con la única amiga que había tenido en este tiempo que es también mi ex novia en preparatoria. Me sentía un maldito bastardo de mierda, sucio. Maldita sea.

Cuando salí seguía sin escuchar ruidos ni nada, entonces me di cuenta de que yo no había sido el único que no llegó a dormir anoche.

Quise llamarlo a su celular, pero contesto el buzón de voz. En fin no tenía porque preocuparme por Mauricio, sabía que donde quiera que estuviera estaría con Anto disfrutando de sus últimas semanas como novios.

Terminé de vestirme y ya eran las diez de la mañana, tiempo suficiente para que Sthepanie despertara, tomara una ducha y pensara en lo sucedido anoche.

Es completamente incierto lo que suceda ahora.
Espero que podamos hablarlo y llevar esto de una forma madura, pero me golpeé la cabeza con la mano yo mismo diciéndome que lo que ayer paso nunca, jamás será algo maduro de mi parte y no puedo esperar que Stephanie solo tome lo anterior como sexo ocasional entre amigos cuando yo estoy casado, tengo una hija y además ella y yo nunca debimos de envolvernos de esa manera de nuevo. Nunca. No funcionaría. No funciono antes y no funciona ahora. De hecho ni siquiera debería de pensar en esa posibilidad porque yo y Stephanie sólo somos dos viejos amigos que tuvieron un interesante pasado, juntos pero que luego se dejaron para seguir cada quien con su vida, y ahora por algún azar del destino vuelven a encontrarse. Es todo.

Y por más que lo pienso me siento un completo idiota por permitir que sucediera. Más aún, más idiota por haber pensado en _________ mientras lo hacía, y lo mucho que odiaba que ella estuviera saliendo con alguien más.

Decidido caminé de regreso a su apartamento, cuando entre mi sorpresa fue otra, Stephanie estaba calentando unos waffles en la parrilla de su estufa y el desayunador estaba listo para dos personas.

"Beautiful Lies." - Mario Bautista & TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora