Epilogo.

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Tú versión.
- Cinco minutos más, por favor -Mario rogó. Me incliné y besé sus labios. Sonrió e intentó halarme a su lado, pero me puse de pie.

- Nada de eso, tenemos mucho que hacer hoy.

Mario gruñó y destapó su cara del edredón, tomé una almohada del suelo y se la lancé, golpeándolo en el rostro.

- Oye -se quejó. Me reí y empecé a peinar mi cabello en un moño alto.

- Kimberly no tarda en...

- !Hoy es mi fiesta! ¡HOY ES MI FIESTA! -y esa era Kim, gritando- ¡Fiesta, fiesta, fiesta de cumpleaños! ¡Wiiii!

Kimberly se subió a la cama y comenzó a saltar. Mario que estaba en ella se levantó y empezó a saltar junto con Kimberly. Mario levantaba a Kimberly en sus brazos y saltaba con ella, ambos alardeando. Entonces Alexander comenzó a llorar.

- Shh. Están asustando a Alex, par de locos - les dije, tratando de ser seria, pero me contagiaban su diversión. Me acerqué a la cuna de a un lado de nuestra cama y tomé a Alexander, que lloraba- Buenos días mi bebé, ¿papi y hermanita loca te despertaron? Ow, mi amor, no llores -lo arrullé, y se tranquilizó.

- ¡Pero hoy es mi fiesta de cumpleaños, Hermanito! -dijo Kimberly sintiéndose culpable por hacerlo llorar, y se bajó de la cama. Y como si Alexander fuese a entenderle, agregó:- lo siento por despertarte.

Alexander tenía un año y apenas comenzaba a caminar, Kimberly era la chica del cumpleaños, cumplía ocho.

*Flashback*
- ¡Dime que la segunda vez será mucho más sencilla que la primera! -gruñí, retorciéndome de dolor bajo las sabanas de hospital.

- ¿Cómo voy a saber yo eso? -dijo Mario, acariciando mi mano, tratando de aliviar el dolor- ¡sé exactamente lo mismo que tú sobre bebés! Quizás hasta menos.

- Oug Mario, justo en este momento te odio.

- Lo sé, cariño,Lo sé -Mario soltó una risita- Recuerda, inhala, exhala, vamos bien, como lo hicimos con Kim. Todo saldrá bien.

- Oh Dios, ¡por qué el maldito Doctor aún no me aplica la epidural! Dios, esto está empeorando, quizás es peor que la última vez -lloriqueé.

Las contracciones habían empezado hoy por la mañana muy temprano. De hecho ni Kimi, ni Mario habían ido a sus actividades esta mañana. Llevamos aproximadamente cinco horas en el hospital y el Doctor sólo dijo que tendríamos que esperar a que estuviera dilatada. Esperaba que eso ocurriera rápido.

Para las siete de la noche, ya me estaban preparando para entrar a quirófano, me habían aplicado la epidural y comenzaba a sentirme más tranquila acerca de Alexander. Todo iba bien. Luego caí en un largo y pesado sueño.

Cuando desperté en el cuarto de Hospital, Mario se encontraba sentado a mi lado, con Alexander en brazos. Kimberly estaba con él, mirando al bebé, ambos sonreían. Gloria estaba con nosotros también.

- Hola amor -me susurró Mario, arrullando a Alexander.

- Es el bebé más hermoso que he visto -comentó Gloria.

- Mami, mami, mi hermanito.-alardeó Kim- Mira, mi hermanito está dormidito.

Mario se puso de pie, y yo me incorporé con cuidado en la cama. Me entregó a Alexander y lo cargué. Se sentía tan pequeño, tan frágil, era hermoso. Sus enormes cachetes lo hacían ver adorable.

- El hombrecito de la casa -mencionó Mario, acariciando su cabecita.
*fin flashback*

Kimberly nunca sufrió de celos de hermana mayor, ni nada de eso. Alex y Kimi siempre se llevaron muy bien. Ella cuidaba de su hermanito como si fuera un muñeco bebé. Hasta compartía sus peluches con él. Y eso significa decir mucho. Excepto aquella vez cuando Alexander robó los crayones favoritos de Kimberly y los quebró todos. Ese día Kimberly lloró toda la noche, pero no sólo por lo crayones, sino, por sentirse culpable de haber llamado ''tonto'' a su hermanito. A lo que Kim pidió perdón al día siguiente.

"Beautiful Lies." - Mario Bautista & TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora