La boca de Mario era de mis lugares favoritos, tan cálida, dulce, suave. Me hacían falta sus besos y todo él. Quise crear una barrera para que Mario no pasara, pensando que sería bueno mantenernos alejados, y cumplir con lo que el loco-acosador me pidió. A veces lo hacía, otras veces no podía.
Me abrumaba tanto tener a Mario a tan escasos milímetros de mí. Lo quería y necesitaba en estos momentos porque él era mi esposo y el amor de mi vida, luego no quería lastimarlo con alejarlo.
- Estoy tan asustada -susurré casi con un hilo de voz. De repente sentí una enorme necesidad de llorar. Cerré los ojos, apretando fuerte para evitar que sucediera. Mario preocupado me liberó de sus brazos, dando un paso hacía atrás. «No, no, no me sueltes Mario.»
- ¿Por qué? -su tono era angustiado. Decidida di dos pasos más hacia él.
Porque tan jodidamente como estaba de confundida por lo que debería y lo que quería hacer, termine haciendo lo que quería, y en ese mismo instante no quería nada más que a él.
- Nada. Bésame. Por favor -le rogué.
Aturdido por lo que dije le tomó un par de segundos reaccionar, y sin pensarlo mucho me tomó de la cintura de nuevo, inclinó su cabeza y su boca se estampó sobre la mía. Besando y saboreando mis labios, con amor y dulzura, tiernamente, desvaneciendo todo rastro de sufrimiento entre nosotros. La cálida sensación de su boca sobre la mía me hacía sentir tan increíblemente bien. Oh-dulce-hogar. Una semana de no probar sus labios, una semana de mentirle a Mario, una semana de creer que podía estar sin él. Tantas emociones encontradas, era tan bueno que duele. Porque duele saber que no durará, pero justo en este momento era en lo último que quería pensar.
Nuestras bocas rápido se reconocieron una a la otra. Me besó con más fuerza que me estremecí.Mario profundizó el beso dándole paso a su lengua, sus manos estaban sobre mi cuello, mi cabello, mi cintura, luego volvía y sostenían mi cabello.
Pero, entonces había algo más que solo ternura y amor; deseo. Pasé mis manos alrededor de su cuello y las junté en su cabello. Mario me sostuvo más fuerte alrededor de mi cintura, luego en un movimiento rápido me cargó y me llevó hasta la cama. Sin despegar nuestros desesperados labios, Mario me bajo con cuidado sobre el colchón y él se vino sobre mí apoyando su peso en su codo, pero su cuerpo totalmente presionado con el mío.
Se detuvo un momento, dándose cuenta del giro que había tomado el beso. Respiraba rápidamente, jadeando, al igual que yo, nuestro beso nos había dejado a ambos sin aliento.
Levantó su mirada para encontrarse con la mía. Sus ojos ardían con deseo, me deseaba a mí. Su esposa. Y yo lo deseaba a él.
- Te necesito ______... -murmuró, su voz volviéndose ronca. Mis manos recorrían su ya anticipada espalda desnuda por el baño anterior e incapaz de responderle, le di un apretón- Te necesito ahora... Te necesito siempre a mi lado.
- Shh -lo tomé de las mejillas y lo acerqué a mis labios, callándolo. Suplicándole que no hablará más y que sólo me amara.
Sus manos recorrieron mi cuerpo, de arriba abajo, sus desesperados besos pasaban por mi frente, mis mejillas, mi boca, mi mandíbula, bajaban a mi cuello y luego a esa parte sensible detrás de mi oído. No paso mucho tiempo cuando me perdí en sus besos. Y éramos solo uno, demostrándonos nuestro amor...
(...)
Miraba el techo de nuestra habitación, Mario dormía profundamente a mi lado, con un brazo sobre mi caja toráxcica, abrazándome, mi mano estaba arriba de su mano, y su cara escondida en mi cuello. Estaba tan cansada como él, pero no podía dormir, Mario, sin embargo, cayó rendido. Luego, acomodé mi cuerpo de lado para observar su rostro, como si verlo dormir fuera un fenómeno maravilloso y único, claro para mí lo era. Su cabello estaba alborotado, todos los mechones negros en diferentes direcciones y unos más pegados a su frente por el sudor. Su torso aun seguía desnudo, era yo la que vestía una de las camisas blancas de él, recordé lo mucho que a Mario le gusta que yo las use, bromea diciendo que era lo único que debería usar porque luzco sexy en ellas. Luego noté que su frente no estaba arrugada o contraída en una de esas muecas que siempre suele hacer, y por primera vez en varios días pude ver la tranquilidad reflejarse en su rostro. Mis ojos siguieron su camino por el puente de su nariz hasta llegar a la curva de sus labios, claramente definidos y rosados, casi rojos, esos labios que tantas veces me han besado. No lo resistí y a pequeños toques con mis dedos acaricié su mejilla, me encantaba hacerlo porque su piel siempre es tan suave y conservaba ese lindo color carmesí. Se movió un poco y mi cuerpo se tensó como si me hubieran atrapado haciendo algo malo, pero Mario no despertó, en realidad sólo se acomodó más a mi lado presionando su cuerpo al mío, supe que aún dormía por su constante respiración. Paz y tranquilidad, eso era todo lo que existía en este momento.
La idea de ser yo quien le quita esa paz era devastadora y me arrastra a un sentimiento de vacío y culpa. Y de repente ya no pude estar más tiempo en la misma cama con Mario.
Con cuidado me puse de pie y caminé al tocador. Tomé mi bolso y saqué mi celular.
Revisé por última vez los mensajes:
"NO TE QUIERAS PASAR DE LISTA, ¡MALDITA PERRA!" Y adjunto varias fotos de Mario y yo, tomados de la mano.
El mismo mensaje fue enviado tres veces y por tres números diferentes y desconocidos.
Los había recibido esta noche, justo después de llegar a casa. No había tenido mucho tiempo para pensar en ello porque luego apareció Mario después de bañarse distrayéndome.
Pulse borrar todos y guardé mi celular. Sabía que, era bobo borrar los mensajes que quizás servirán como prueba, pero en realidad lo único que quería era borrar esa basura que me asustaba tanto de mi celular y quería convencerme a mi misma que esos mensajes solo eran para molestarme. Todo fue un fracaso, yo sabía que no eran solo para molestarme, en verdad alguien quería hacernos daño.
Hubo un momento, cuando habíamos dejado de
besarnos y Mario dormía a mi lado, en el que pensé lo mucho que Mario se enfadaría cuando él entendiera que lo que paso entre nosotros este fin de semana y especialmente ésta noche, no era una nueva oportunidad para nosotros. Era una despedida.---------------------------------------------------
Perdon por la tardanza pero e tenido dias pesados en la escuela y no me daba tiempo de subir el capitulo y hacer los cambios:( pero aqui lo tienen Muchas Gracias por leer.
No olviden votar y comentar que les parecio para que la siga, estos capitulos han sido especiales entre rayita y Mario, pero por los que siguen querran matarme. Hasta el proximo cap:*
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"Beautiful Lies." - Mario Bautista & Tu
Fanfiction''Tiene que haber alguna forma para hacer que me quieras como antes''.