Capitilo 35. Rubia Step.

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Se rascó la ceja, nuevamente, por lo que pareció que fue la tercera vez desde que nos sentamos en una de las mesas del café.
Adam, el chico misterio frente a mí, dijo que era muy importante hablar conmigo y que yo podía ayudarlo. Vacilé diciéndole que yo no era una hada madrina que concedía deseos si eso era lo que buscaba, él ni siquiera se rió, por lo que supe que iba en serio.

Caminamos al café que estaba a la vuelta de la esquina de mi trabajo y tomamos una mesa.
Adam pidió un americano bien cargado, y esperó a que lo trajeran para empezar a hablar.

- Es complicado... -dijo y bebió un poco.

- No quiero ofenderte, pero no tengo ni la menor idea de quién eres. Y en estos momentos estoy dudando un poco de mi capacidad mental acerca de aceptar hablar con extraños. Especialmente con un turista como tú. ¿No eres de por aquí, cierto?

- Vengo de mi país de origen. Italia.

- ¿Italia? Oh vaya, entonces es de ahí de donde viene tu acento -le dije. Él asintió. Levanté una ceja- Entonces... quiero decir, ¿cómo yo podría ayudarte?

- ¿Conoces a Rubia Steph, cierto? -preguntó, haciendo sonar su nombre a su propio estilo, con tanta labia. Para mí el solo hecho de escuchar el nombre de Stephanie me causaba nauseas. Asentí, aun sin entender- Steph era mi novia - añadió, un tanto triste- Ella se fue de Paris hace varios meses. Me abandonó...

- Oh, lo siento -le dije, pero no por Stephanie, sentía un poco de pena por él, sinceramente. No tiene ni la menor idea de lo que la maldita zorra ha venido a hacer aquí- Yo y ella no somos amigas, si eso es lo que piensas.

- ¿No lo son? -Adam sonó algo sorprendido- Ella siempre hablaba de ti. Digo, mencionaba tu nombre de vez en cuando. No mucho de lo que ella hablaba era bueno, pero la mayoría de lo que ella habla de todo mundo nunca es bueno.

- No me sorprende. En lo absoluto. Y como te lo iba diciendo, no tengo idea de cómo puedo ayudarte.

- Ella está embarazada -soltó, simplemente.

- ¿Cómo lo sabes? -pregunté, un poco más curiosa de lo que debería.

- Ella lo estaba desde poco antes de que me abandonara...

- ¿Qué?

Ambas cejas de mi rostro se levantaron. Casi como exigiendo una explicación. No estaba segura de lo que esa declaración significaba; ¿Stephanie había estado embarazada antes venir aquí? ¿Abortó? ¿Ella incluso tuvo el valor de abortar? ¿O Stephanie le mintió a este pobre chico? ¡Oh, diablos! ¿Ella le está mintiendo a Mario?

Los ojos de Adam estaban tristes, y me di cuenta de lo mucho que le estaba costando hablar sobre esto, pero por alguna razón el quería contarme.

- Stephanie y yo nos conocimos en Paris -dio un leve suspiro. Adam se acomodó en su silla y continuó hablando:- Ella comenzó clases en la Academia de Ballet y yo tengo un turno por las tardes/noches como intendente en ese lugar. Graciosamente había aceptado trabajar ahí para conocer a chicas lindas y bailarinas, ¿qué mejor trabajo que ese? Incluso desde antes que Stephanie entrara en ese lugar yo ya tenía una lista interminable de chicas que habían estado en mi cama. Pero luego llegó ella. La rubia difícil. Me juró mil veces que jamás me haría caso. Joder, recuerdo ese primer día que me dio una cachetada y me llamó Pervertido, cuando la vi mientras practicaba a solas su rutina, en altas horas de la noche. Tuvimos varios encuentros más, unos más desagradables que otros, pero ella seguía resistiéndose. Maldita sea, tanta fue mi obsesión por la rubia mal humorada y caprichosa de Steph que terminé enamorado de ella.

- Oh. Wow. En verdad te gusta la mala vida -le dije. Aun tan aturdida por todo lo que él me contaba, y yo me sentía inmensamente curiosa. Ahora más que antes.

"Beautiful Lies." - Mario Bautista & TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora