Sandra ha encontrado su esencia, su lobo interior, pero ha perdido al amor de su vida.
Algo aún se remueve en su interior cada vez que piensa en él y sobre todo cuando se pone a reflexionar sobre su pasado, incluyendo a su padre que ahora está muert...
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No sé exactamente qué fue lo que me despertó, si la pesadilla que me invadió en la que perdía a Derek para siempre, o el no sentirlo al otro lado de la cama o quizás el maldito remordimiento de aquel beso que compartimos Stiles y yo y que no me atreví a contarle a Derek.
Suspiré con pesadez rodando en la cama y quedando mi rostro sobre la almohada de Derek, la cual aún olía a él, un aroma a salvaje, a libertad en el bosque. Esto me hacía mal, tarde o temprano Derek se enteraría y quería que fuera de mi boca pero no estaba segura de cuál sería su reacción, o más bien no estaba lista para enfrentarla.
Aunque no quisiera yo debía decírselo pronto, así que me levanté de la cama y caminé hacia el baño arrastrando los pies. La puerta estaba cerrada y en ella estaba pegada una hoja. Me acerqué completamente y pude leer.
"Si estás leyendo esto es porque te acabas de levantar así que eso me da el privilegio de ser el primero en decirte ¡Feliz Cumpleaños!..."
¡Era cierto! ¡Hoy era mi cumpleaños! Y todas las cosas que han pasado estos días han hecho que hasta yo misma lo haya olvidado.
"Y te apuesto un beso a que lo has olvidado. Pero ese no es el punto, sino que te tengo dos sorpresas para ti. La primera la encontrarás en la parte norte del bosque (solo debes caminar derecho por la parte de atrás de la casa) y la segunda... Esa tendrás que esperar hasta en la noche. Si quieres saber tu primer sorpresa, debes apurarte. Te amo. DH"
Definitivamente no lo merecía.
* * * * * *
Casi media hora caminando y aún no daba con Derek o su sorpresa o lo que sea que deba encontrar.
Me rendía.
Me senté en el suave pasto y solté un suspiro. Se supone que con mis sentidos súper desarrollados ya hubiera dado con él pero parece que estaba muy equivocada.
O quizá me había ido en la dirección incorrecta.
Saqué mi celular y no tenía señal. ¡Genial!
De pronto el sonido de unas pisadas a unos metros de mí llamaron mi atención. Me levanté tan rápido como pude y me dirigí hacia ese lugar.
La vista fue bastante buena.
Derek estaba de espaldas a mí, sin camiseta, dejando así a la vista su poderosa espalda con el tatuaje que tanto me gustaba en su piel.
¿Qué era lo que hacía así?
— ¿Derek?
Al instante volteó y sonrió tan abiertamente que la felicidad llegó hasta sus ojos, que brillaron cual luceros.
— Creí que nunca me encontrarías— se rió entre dientes—. Tardaste demasiado.
— No me lo recuerdes, ya me había dado por vencida.