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chapter twenty-one

Hace bastante tiempo que no ponía un pie en este lugar y en este momento lo único que quería era salir corriendo y jamás regresar pero la curiosidad me tenía plantada aquí, en la oscura y siniestra mansión Hale

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Hace bastante tiempo que no ponía un pie en este lugar y en este momento lo único que quería era salir corriendo y jamás regresar pero la curiosidad me tenía plantada aquí, en la oscura y siniestra mansión Hale.

— Me alegra que hayas venido.

— No estoy segura de haber hecho lo correcto— le respondí a Lydia, la cual se encontraba frente a lo que alguna vez fue la chimenea.

— Es porque no me crees pero al mismo tiempo tienes la esperanza de que sea posible ¿cierto?— habló con la mirada perdida y sin hacer una pausa entre sus palabras.

— Sí— admití—. ¿Cómo es eso que has hablado con mi papá?

Había estado hasta cierto punto horrorizada desde que recibí una llamada de Lydia para que viniera a este lugar porque necesitaba de mi ayuda al igual que mi papá. Aún no creía ninguna de sus palabras.

— Él quiere que lo ayude a regresar a la vida pero también requiere de tu ayuda— me explicó como si fuera lo más normal del mundo.

— ¿Qué? ¿Acaso te estás burlando de mí o intentas hacerme una broma? Porque déjame decirte que es de muy mal gusto— me dirigí a la salida, ya molesta.

— Si no me crees con palabras entonces déjame mostrártelo.

Eso me hizo detener. De pronto ya tenía a mi lado a la chica y su mano fuertemente apretada alrededor de mi muñeca.

Las cosas a mi alrededor dieron un giro extraño y todo cambió. Estaba en una casa de paredes blancas con muebles hermosos, pisos relucientes y una chimenea con llamas chispeando.

¿Dónde estaba?

— Me da gusto verte de nuevo hija mía.

Me di la media vuelta, con el corazón paralizado, cuando escuché la voz de mi padre.

Y ahí estaba, más guapo que nunca, con su pelo corto y con una ligera barba que lo hacía ver un poco más mayor pero le asentaba a la perfección. Tenía una media sonrisa que lo hacía lucir atractivo y con ello le brillaban los ojos con alegría.

Y yo simplemente me quedé como estatua pensando en si correr para huir de ahí o quedarme para averiguar qué clase de brujería o pesadilla estaba teniendo.

— ¿No dirás nada?— preguntó con su voz ronca mientras caminaba con pasos lentos para acercarse a mí.

— No sé qué decir— mi voz salió entrecortada; debía admitir que tenía miedo.

— Qué tal un "hola papá, te extraño". Eso no me caería mal.

— Sabes que no eres mi papá así que no me pidas eso— susurré un poco molesta.

— Supuse que pronto te enterarías— soltó un suspiro—. Tal vez no soy tu padre biológico pero yo fui el que te dio todo, un techo, educación pero sobre todo amor, ¿eso no es suficiente como para que me consideres tu papá?— en su voz había rastro de desilusión.

— Sí, es suficiente, pero quisiste separarme de Derek y eso no te lo puedo perdonar.

— ¡Lo hice por tu bien!— me interrumpió.

— ¿Mi bien?— pregunté incrédula—. ¡Amo a Derek! ¿Crees que me hacías un bien cuando me estabas arrancando el amor verdadero de mi vida?

— Sí y te lo sostengo, no quería que tuvieras una relación con un Hale porque eso te traería muchos problemas, y puede traértelos aún.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— Si me ayudas a regresar a la vida, te lo diré— caminó un par de pasos más para quedar mucho más cerca de mí.

— No utilices el chantaje conmigo— le advertí y una sonrisa apareció en sus labios.

— Esta es la hija que me gusta, la que tiene mi carácter— rió un poco—. Esto te gustará: prometo decirte toda la verdad sobre ti, de dónde vienes, quiénes son tus verdaderos padres, todo...

— ¿Todo?— eso realmente me convenía.

— Absolutamente todo— afirmó—. Incluso Derek puede estar presente para que veas que no tengo problemas ya de que ustedes dos estén juntos.

No tenía mucho qué pensar porque esto es lo que más deseaba.

— ¿Qué necesitas de mí?

Papá sonrió triunfante. Podría decirle Peter pero le tenía respeto a este hombre porque la verdad es que a mí me había dado todo aunque frente a otros tuviera una reputación distinta.

— En la próxima luna llena debes traer aquí a Derek para que Lydia haga su trabajo y me resucite.

— ¿Para qué necesitas a Derek?— fruncí el ceño.

— En primera, él es el alfa y en segunda, es mi sobrino y debe ayudar.

— Prométeme que no lo lastimarás— le dije con fuerza.

— Jamás lo lastimaría y menos si me lo pide mi princesa— y ahí estaba el papá amoroso que yo tanto extrañaba y, aunque no lo aceptara, necesitaba.

Me lancé a sus brazos, buscando con necesidad su refugio seguro.

— Te amo mi pequeña Sandra— dijo con cariño sincero.

— Te amo papá, a pesar de todo pero aún no te perdono del todo— levanté mi mirada a su rostro—. No hasta que sepa toda la verdad.

— Eso lo acepto princesa, pronto lo sabrás, solo espera unos pocos días más.

Asentí y escondí de nuevo mi rostro cerca de su cuello para aspirar ese aroma que me ayudaba a dormir por las noches.

— Debo irme, Lydia no puede aguantar tanto tiempo así que será mejor no cansarla más para que esté fuerte en la luna llena— besó mi mejilla izquierda con ternura—. Cuídate y por favor no le digas nada a Derek porque estoy seguro de que no te querrá ayudar o simplemente no te creerá.

— Está bien papá, nos veremos pronto— levanté mi mano hasta su rostro y apenas las yemas de mis dedos tocaron una de sus mejillas cuando ese mismo mareo me inundó y de pronto ya estaba de regreso a la abandonada mansión y con Lydia frente a mí.

— ¿Ahora me crees?— dijo con voz cansada, ella se veía aún peor como si hubiera gastado toda su energía.

— Sí Lydia, te creo.

— ¿Y me ayudarás?— preguntó esperanzada.

— Claro que sí— sonreí—. Tenemos trabajo en la luna llena...

 Tenemos trabajo en la luna llena

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En la boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora