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chapter thirty-one

chapter thirty-one

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La casa Argent era muy bonita y con grandes espacios pero en este momento me sentía atrapada y un poco asfixiada. Este lugar podría ser muy cálido pero en este momento en que los Argent habían perdido mucho, el frío reinaba en cada rincón de la casa.

El sonido de unas pisadas hizo que posara la mirada en las escaleras. Scott venía hacía nosotros, con los hombros un poco caídos, un tanto derrotado.

— ¿Está todo bien? — le pregunté mientras me levantaba del sillón y soltaba la mano de Derek. Al ver que negaba con fuerza, lo abracé y Scott soltó un pequeño sollozo—. ¡Oh Scott! Todo estará bien, dale un poco de tiempo. Allison debe sentirse mal por lo que hizo pero si de verdad la amas, tu corazón sabrá esperarla.

— ¿Tú lo crees?— susurró quedito.

— Sí Scott, yo lo creo— le di unas palmaditas suaves en la espalda y después terminó con el abrazo.

— Debo irme, mamá debe estar preocupada por mí...

— Me la saludas— dijo papá, que estaba sentado en uno de los sillones de la sala de los Argent.

Scott negó con la cabeza, formando una sonrisita en sus labios y salió por la puerta después de dejar en beso en mi mejilla.

Solté un suspiro cansado. Y eso que esto aún no terminaba.

Chris y Allison Argent venían bajando las escaleras, tomados de la mano y con una expresión de temor en cada una de sus facciones. Yo también lo sentía en mí aunque era más bien nerviosismo lo que me tenía intranquila.

— ¿Qué es eso tan importante que nos tienen que decir como para que permitamos tener tantos hombres lobo en nuestra casa?— preguntó Chris dándome una mirada intensa que casi me dobla las rodillas.

— No te preocupes, solo serán unos minutos y después nos iremos— le respondí dándole la espalda y caminando hasta llegar a donde estaba sentada hacía unos momentos. Ahí me senté y busqué el apoyo de Derek, tomando su mano y él entrelazó sus dedos con los míos. A veces me sorprendía lo bien que encajaban.

— Por mí está bien que se queden el tiempo que quieran— dijo Allison mirándonos con un brillo en sus ojos—. A pesar de todo lo que haya sucedido en el pasado, hoy salvaron a Jackson y me abrieron los ojos con respecto al hombre que yo creía que era un buen abuelo.

— Ese es uno de los motivos por los que he decidido hablar con ustedes con toda sinceridad— comenzó a hablar papá y las manos empezaron a sudarme—. Y créanme que esto cambiará la vida de todos los que estamos aquí.

— ¿Qué quieres decir con eso?— preguntó Chris—. ¿De qué hablas?

— Hablo de tu hermano, Jonathan Argent.

En la boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora