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chapter one

chapter one

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— Hola Sky.

Me paré frente a mi amiga que estaba detrás del escritorio en donde las enfermeras recibían a la gente que llegaba al hospital, tal y como yo lo venía haciendo desde días atrás.

— Aún me pregunto por qué vienes todos los días porque que yo sepa tú no eras amiga de la chica Lydia— dijo sin siquiera saludar. Resoplé.

— Sabes que lo que le pasó fue culpa de mi padre y me siento en deuda y además vengo a traerle la cena a Stiles porque supongo que está aquí ¿no?

— Sí, llegó hace un rato— se acercó un poco a mí para susurrar—. ¿Por qué nunca me dijiste que tu padre era el alfa?

— Eso ya no importa— evadí el tema.

— ¿Y has hablado con Derek?— regresó a su posición y elevó un poco la voz.

— Skyler...

— No quieras evadir esto también Sandra, eso no te hace bien ni tampoco tratar de tapar el sol con Stiles— dijo exasperada.

No me gustaba tocar este tema, no creo aún estar lista para hablar sobre de eso aunque mi amiga fuera la que preguntara.

— Stiles debe tener hambre, luego nos vemos— casi corrí alejándome de ahí y ella suspiró.

Caminé en dirección al pasillo donde se encontraba la habitación de Lydia cuando un terrible estruendo de algo estrellándose sobre el suelo me puso los cabellos de punta, ¿pero qué diablos?

Asomé mi cabeza de donde había provenido el sonido y me encontré con Stiles frente a la máquina de alimentos que estaba tirada, ¿cuándo Stiles no se metía en problemas?

— San...dra— tartamudeó en cuanto me vio.

— Dime solo una vez en la que no hayas metido la pata— le dije sonriendo de lado y acercándome a él.

— Eso es fácil. Cuando estás conmigo— sonreí con ganas y le saludé con un beso suave en los labios.

— Te traje de comer— le extendí la bolsa con el topper lleno de lasaña—. Si nos hubieras acompañado a mí y a tu padre en la comida, quizás no estarías acabando con el hospital.

Él se rió.

— ¿Sabes? Agradezco tanto que estés también acompañado a papá, además creo que le agradas.

— ¿Y a quién no le agrado?— dije con cinismo, mientras levantaba la máquina dispensadora y al dejarla en su lugar, los chocolates, papas fritas y demás cayeron al suelo.

— Comida gratis— dijo Stiles echándose varios paquetes a las bolsas de su sudadera.

Negué divertida pero eso se fue en el momento que un ensordecedor gritó llegó a nuestros oídos.

En la boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora