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chapter fourteen

El timbre de la casa sonaba con insistencia así que tuve que levantarme a regañadientes de la cama

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El timbre de la casa sonaba con insistencia así que tuve que levantarme a regañadientes de la cama.

¿Quién podría ser a estas horas y con tanta urgencia?

Caminé con pesadez hasta la puerta y al abrirla ahí estaba Isaac, con un ligero rubor en sus mejillas y con una sonrisa un tanto tímida. Parecía estar tal como lo recordaba antes de la mordida, sin esa mirada arrogante que parecía que Derek contagiaba.

— Hola Sandra, perdón que te despierte pero Derek me ordenó que viniera a verte— pronunció con rapidez e hizo que yo frunciera el ceño.

— ¿Derek te lo ordenó?— dije sorprendida—. Pues pasa.

Al hacerme a un lado para que entrara, él tomó algo que estaba al lado de él y vi como cargaba con un sillón sencillo envuelto en plástico.

— Derek me dijo que te lo debía—su voz era de esfuerzo—. ¿Dónde lo dejo?

— Oh, en mi habitación. Sígueme.

Caminé delante de él y lo dejó donde le indiqué. Le quitó el plástico y me dejó ver un hermoso diseño en el sillón, de un bosque. Jamás había visto algo así.

— ¿Qué se traen ustedes dos? ¿Por qué este tipo de regalo? — me dijo Isaac, observándome con atención.

— Somos primos— me detuve al sentir el mal sabor de pronunciar esas palabras—. Y Derek arruinó mi sillón y por eso me compró este nuevo.

Isaac asintió, no tan convencido.

— Yo... —dijo con lo que pareció ser nerviosismo y se rascó la cabeza—. No había podido agradecerte por haberme sacado de prisión la otra noche y lamento si te hice daño.

Sus palabras sonaron tan sinceras que le sonreí con ganas.

— Creo que yo te hice más daño a ti— ambos nos reímos—. No lo agradezcas, yo aún creo en tu inocencia y además somos amigos ¿o no?

— ¿Me consideras tu amigo? — dijo con asombro y yo asentí. En automático, Isaac me regaló un abrazo, de esos en los que se siente un afecto muy grande y yo se lo devolví de la misma manera.

— ¿Algo más que Derek te mandó decirme?— le cuestioné cuando el abrazo terminó.

— Sí, que te alejes de Chris Argent y que no te metas en nuestros asuntos— dijo imitando la voz de Derek y me hizo reír—. ¿Qué?— se defendió—, no estoy muy de acuerdo con él porque creo que eres más poderosa que Boyd, Erica y yo juntos pero pues él es el alfa y no puedo hacer nada al respecto.

— Si quisieras podrías hacerlo, dejar esa manada y unirte a otra— me encogí de hombros—. Y no soy "poderosa" como dices, solo he tenido un poco de práctica.

En la boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora