Sandra ha encontrado su esencia, su lobo interior, pero ha perdido al amor de su vida.
Algo aún se remueve en su interior cada vez que piensa en él y sobre todo cuando se pone a reflexionar sobre su pasado, incluyendo a su padre que ahora está muert...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— De lo que pasaba por tu mente mientras te transformabas, ¿qué te atraía?
Alcancé a los chicos que se habían detenido en las escaleras antes de entrar al edificio de la preparatoria. Ayer en la noche no habíamos encontrado a Lydia y eso realmente me frustraba porque eso quería decir que algo no andaba bien en mis sentidos de lobo. Y hoy, por primera vez en días, Stiles y yo llegábamos por separado.
— Allison— contestó Scott cuando me puse a un lado de Stiles.
— Hola guapos— saludé sonriendo.
— ¿Nada más?— preguntó Stiles viendo a Scott e ignorando mi saludo—. ¿En serio?
— No importaba nada— contestó Scott con una sonrisita estúpida en el rostro—. Pero eso es bueno ¿no?
Al mismo tiempo Scott y Stiles voltearon a verme como si de pronto se hubieran dado cuenta de que yo estaba ahí.
— ¿Tú en quién pensabas cuando te transformaste?— preguntó Stiles mirándome, con un brillo esperanzador en los ojos.
"¡DEREK!", gritó mi mente en repetidas ocasiones, haciendo que me sonrojara sin poder impedirlo.
— En nadie— contesté con sequedad antes de volver a tomar el rumbo hacia el edificio de la preparatoria.
— En Derek, ¿cierto?— escuché preguntar a Stiles a lo lejos.
— Olvídalo Stiles, ella ahora está contigo y no con Derek así que déjalo así— le respondió Scott.
— Como si fuera tan fácil— masculló Stiles.
Se suponía que había llegado una hora temprano para ver a Stiles y a Scott durante su entrenamiento matutino de lacrosse pero con esto, ¿realmente quería estar ahí? No me quedaba de otra.
Caminé hasta las gradas del campo de lacrosse y miré con la vista a la nada porque los recuerdos me inundaban la mente...
"...— Lo es querida, Derek y tú son primos...
Caí al suelo de rodillas, ya ni siquiera podía seguir caminando porque el dolor me doblegaba y solo podía llorar.
Me enamoré de mi primo. Besé a mi primo. Deseé a mi primo.
Golpeé con fuerza el campo de lacrosse. Mis garras salieron de mis manos y las enterré en el pasto..."
— Hola.
Esa voz me trajo a la realidad. Miré a mi lado derecho y ahí estaba sentado Isaac, un chico de mi clase. Era muy apuesto, de cabello castaño casi rubio y ondulado, ojos cafés aunque siempre los cubría una capa de ojeras, e incluso había ocasiones en que tenía moretes en ellos y también en el resto del cuerpo.
— Hola Isaac— le respondí con una sonrisa y él la respondió con timidez.
— Me preguntaba por qué estás tan sola— dijo mientras hacía como que ataba los cordones de sus tenis especiales para el lacrosse. Sí, él también estaba en el equipo.
