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chapter nine

Conocía tan bien el aroma de Derek que no me fue difícil encontrar su rastro y seguirlo para poder hallar el lugar donde él y su manada se escondían

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Conocía tan bien el aroma de Derek que no me fue difícil encontrar su rastro y seguirlo para poder hallar el lugar donde él y su manada se escondían.

No quería que pasara de esta noche antes de poder hablar con él sobre esta situación porque simplemente no podría ni siquiera dormir ni un poco.

Quizá él no sabría nada pero ¿a quién más puedo contarle esto? No tenía a nadie como él para que me aconsejara un poco; quizás podía decirle a Stiles pero simplemente mi corazón me insistía en ir a buscar a Derek.

Cuidando en todo momento mis pasos y vigilando que nadie sospechoso me siguiera, llegué hasta una zona donde recordaba que en el subterráneo había un andén de un tren abandonado y al asegurarme de que el rastro del aroma de Derek se terminaba precisamente en este lugar creí que ese andén podría ser un buen escondite y más si se era un fugitivo.

Localicé una de las entradas y con mucho sigilo comencé a descender por unas escaleras. Me detuve cuando escuché el sonido de un gemido seguido de un golpe sordo como de alguien cayendo. Caminé completamente agachada y llegué a un andén; me trepé en este y con cuidado llegué casi a la orilla, donde me recosté boca abajo y ahí pude verlo todo.

Boyd estaba sentado en los escalones de otra escalera, casi frente a mi pero en el otro extremo del lugar; probablemente podría llegar a verme de no ser porque su concentración estaba centrada en lo que supuse era el entrenamiento de Isaac. Derek estaba de pie, casi debajo de mi posición y me sorprendió que no hubiera notado ni un poco mi presencia aunque lo más probable es que me estuviera ignorando o estaba en total espera de Isaac, el cual corrió y dio un salto que rebotó sobre uno de los cimientos del subterráneo y con ello se impulsó hacia Derek pero este lo atrapó con gran facilidad y lo tiró de lleno al suelo.

Y esto se repitió un par de veces más y Derek de pronto volteó hacia donde yo estaba pero de la penumbra salió Erica y él la tiró también al suelo.

Derek suspiró con mucha frustración.

— ¿Podían dejar de ser tan predecibles?— les espetó Derek con molestia.

De pronto vi como Erica se levantaba con agilidad y saltaba hacia Derek, enredando sus piernas alrededor de su cintura, envolviéndole los brazos y besándolo salvajemente.

Unos celos ardientes me recorrieron toda la espina dorsal y sin quererlo un rugido salió desde mi garganta. Salté de ahí y corrí hasta ellos.

Jalé a Erica de los cabellos y la tiré lejos de Derek, no sin antes ponerme frente a él y volver a rugirle con los caninos de fuera.

Derek era mío y de nadie más.

Erica me miró con algo entre miedo y sorpresa. Ni ella ni los demás me esperaban ahí y yo tampoco me esperaba reaccionando de esta manera pero los celos habían sido más fuertes que yo.

En la boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora