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chapter seven

chapter seven

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Stiles POV

Abrí la puerta de la pista de patinaje con las manos temblorosas porque estaba muy nervioso.

Sabía que hoy podía ser un buen momento para la relación que tenía con Sandra, una relación que estaba dispuesto a que desde esta noche fuera una más allá de "amigos con derechos". Sí, hoy le pediría que fuera mi novia y eso nos uniría mucho más. Solo esperaba que Derek no siguiera tan presente dentro de su vida y a mí me aceptara dentro de ella.

— Hola— escuché a Scott saludar a alguien y cuando miré hacía tras Sandra, Allison y Lydia caminaban para adentrarse en la pista.

Sandra se veía tan linda con su suéter azul y su cabello recogido en un chongo descuidado. Me sonrió en el momento en que nos miramos y yo la seguí para tomar los patines que usaríamos.

— ¿Estás mejor? — le pregunté mientras amarraba las agujetas de mis patines. Ella me miró con sus ojos castaños dudosos, quizá no quería hablar de lo que sentía pero yo tenía la necesidad de saberlo.

— ¿Por qué no habría de estarlo?— respondió como si quisiera que olvidara el tema pero no lo haría porque esto estaba empezando.

— Digamos que te he sentido un poco distante desde que estuvimos con Derek— dije tratando de no sonar molesto por eso. Esto me ponía muy celoso.

— Siento mucho que pases por todo esto, tú no mereces sufrir nada de lo que me está sucediendo— dijo con la mirada agachada a sus patines, tratando de no hacer contacto visual conmigo.

— Hey, no, mírame— con mi mano tomé su rostro para que me viera—. Yo no estoy sufriendo, estoy aquí para darte mi apoyo porque sabes lo que tú eres para mí.

Ella me sostuvo la mirada y una pequeña sonrisa se le dibujo en el rostro.

— Stiles, eres demasiado bueno para alguien como yo, no te merezco— susurró dolida.

— ¿Por qué me dices eso?

— Yo... Mis sentimientos, son tan confusos que no quiero lastimar a nadie— dijo con los ojos llenándose de lagrimas. Ella era muy dulce.

— ¿Aún amas a Derek? — le pregunté con miedo.

— Sí— susurró lentamente, soltando unas lagrimas. Eso me fue quebrando el corazón—. Pero eso me confunde aún más porque también mis sentimientos por ti son tan fuertes que me frustra el decir que siento lo mismo por dos personas.

La esperanza me regresó al cuerpo y la miré con dulzura.

— Sandra, no temas más. Yo puedo darte eso mismo que sientes por mí— le acaricié la mejilla derecha con mis dedos, tan suavemente como si se tratara de una muñeca de porcelana—. Dame la oportunidad de ser ese hombre que tú necesitas, ese que estará contigo en las buenas y en las malas, que te amará pase lo que pase— le susurré con un poco de miedo a la espera de su reacción.

En la boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora