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chapter four

Por varios días había imaginado cómo sería mi primer encuentro con Derek después de aquella trágica noche, qué era lo que le diría y cómo llevaríamos una mejor relación de primos entre nosotros pero hoy todas esas expectativas se derrumbaron

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Por varios días había imaginado cómo sería mi primer encuentro con Derek después de aquella trágica noche, qué era lo que le diría y cómo llevaríamos una mejor relación de primos entre nosotros pero hoy todas esas expectativas se derrumbaron.

De hecho toda yo se derrumbó al verlo frente a mí, tan guapo con su chaqueta negra de cuero, agregándole en esta ocasión unos lentes café oscuro que le resaltaban el rostro masculino. Y además se estaba dejando la barba y eso le hacía ver muy atractivo y maduro.

¿Qué había hecho yo para merecer esto?

Yo estaba respirando con dificultad como si de pronto el aire me hiciera falta, con una mezcla entre ir y agarrarlo del cuello hasta estrangularlo o tomarlo del cuello para acercarlo a mí y besarlo con necesidad.

Ambas eran cosas tan prohibidas que me golpeé mentalmente y apreté los puños para calmar mis ansias.

— Vamos que no tengo todo el día— me habló con insistencia y esas sensaciones que me daban vida me volvieron a recorrer por todo el cuerpo. A veces odiaba mi vida.

Tomé aire para calmarme y poder hablarle como si su presencia no me afectara ni un poco.

— Aquí el del problema eres tú y no yo porque ¿acaso yo fui la que hice eso?— le cuestioné refiriéndome a la mordida. Agradecí que mi voz no salió distorsionada— Es tu culpa.

— Ya lo sé— suspiró agachando el rostro, ¡maldición!—. Ahora sube al auto y ayudame.

La manera en cómo lo dijo me dio la impresión de que le costaba mucho admitir que me necesitaba pero ¿qué él no era el alfa? ¿por qué habría de necesitar de un beta como yo? Si yo fuera él se me caería la cara de vergüenza de pedirle esto a la persona a la que le quité lo más preciado que tenía, considerando que eso era su padre.

— No tengo porque hacerlo, en realidad esto ni siquiera me incumbe pero lo haré por mi cuenta para ayudar a Isaac y no a ti— le recriminé con fuerza, aún sin moverme del escalón en el que estaba de pie.

— Yo también lo hago por Isaac— hice un mohín de incredulidad—. Vamos, si mandan a alguien a su casa esto se pondrá aún peor y no saldrá durante la luna llena.

Eso sí que me preocupaba: la luna llena. Pero...

— ¿De qué hablas?

— No sé que le dijo Jackson a la policía pero es peor en su casa— levanté una ceja y él se exasperó—. Mucho peor— enfatizó, apretando el volante con su mano izquierda.

Derek abrió la puerta del copiloto, estirándose en su asiento pero en lugar de acercarme di un paso atrás y negué con la cabeza. Definitivamente no estaba lista para esto, ayudaría a Isaac pero no podía entrar a ese auto y estar tan cerca de él.

En la boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora