I Need You |Yoonmin|

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El entorno que te entrega tu familia es uno de los momentos más importante dentro de tu vida. El ambiente que se te sea entregado será cómo te puedas criar. En estos casos, tenemos dos opciones.

La primera, los sucesos que ocurran dentro de tu núcleo familiar, serán una idea de lo que no debes hacer o repetir en un futuro, ya que claramente habrá un porcentaje que no querrá representar lo que vivió.

¿Quién querría convertirse en su propia pesadilla?

La segunda, es que los sucesos te hayan marcado tanto y fueron las únicas enseñanzas inculcadas que no se te es simple salir de lo que te aterra. Aquí hay una gran posibilidad de que te conviertas en el monstruo que jamás quisiste ser, pero te volviste en tu propia pesadilla.

En Wooseok, lamentablemente ocurrió la segunda opción. Quería que alguien lo salvará. ¿Pero quién?  Muchas veces quiso gritar por ayuda, o mas bien, para su madre, pero... ¿Qué podía hacer contra su padre si le ganaba en tamaño?

— ¡Te dije que no me faltarás el respeto, mujer! — grita su padre enfurecido.

— ¡Detente, por favor! — pide su madre en una suplica mientras esta en el suelo intentando cubrirse de los golpes de su esposo. Wooseok estaba observando desde las escaleras completamente estático sin poder mover un solo músculo. Su adorada madre estaba siendo maltratada otra vez por su repugnante padre, y él no podía hacer nada.

¿Cómo un niño de solo cuatro años podría salvarla?

— Papá... — pregunta despacio mientras camina acercándose a sus padres. — No sigas golpeando a mi mami, por favor. — lamentablemente, obtuvo el mismo castigo que su madre.

— ¡Él no tiene la culpa! — dice su madre tomando a su esposo del brazo. — ¡Es solo un niño!

— ¡Debe aprender en no meterse en lo que no debe! — dice tirando a Wooseok al suelo dejándolo delicado de su rostro y abdomen por los repetidos golpes. — Comprende una cosa, Wooseok. — se dirige nuevamente a él provocando que su hijo lo mirará con terror. — Cuando algo no te parezca correcto, debes actuar. Todo debe castigarse. Lo que quieres, lo consigues. Así son las cosas. — nunca pensó que esas palabras se quedarían tanto en su cabeza, y jamás pensó que su mente haría que obedeciera esas palabras. — Y tu, mujer. — mira a la mujer que estaba aun mas aterrada que su hijo. — ¿Tuviste el descaro de pedirme el divorcio? — ríe por ello encontrándolo gracioso. — Te separarás de mi cuando yo mismo te mate. ¿Entendido? — la mujer solo asintió, vio como el hombre salió de la casa y se acercó de inmediato a su hijo.

— Mi amor, lo siento mucho. — dice la mujer tomando a su hijo en sus brazos y llorando junto a él. — No esperaba que tuvieras esta asquerosa vida. Lo lamento. — la mujer estaba destrozada. En su mente, consideró acabar con su propia vida, pero no podía, no sería capaz de dejar a su hijo con ese demonio de padre, prefería recibir los golpes por su hijo hasta lo que su cuerpo pudiera aguantar. — Cariño, escúchame muy bien. — le dice a Wooseok. — No quiero que seas como tu padre, no todo es como él lo dice, solo lo dice desde su punto de vista, tú no debes hacerlo. No quiero que seas un monstruo como él.

Lamentablemente, Wooseok se convirtió en un monstruo. Su ira estaba totalmente acumulada al igual que todo su dolor e impotencia. Toda su vida escuchó gritos, observó y recibió golpes. No tenía como huir y cómo ayudar. Su padre era un hombre de dinero y tenía cierta cantidad de poder sobre algunas personas, por lo que su palabra contra la de su padre no valía, él siempre terminaría perdiendo. Fue a caer a una escuela pública casi como un castigo por parte de su padre para que aprendiera a comportarse, ya que supuestamente dentro de una escuela pública le darían su merecido, pero fue todo lo contrario, Wooseok fue el monstruo dentro de la escuela, y ahora lo seguía siendo, pero eso no importaba, a su padre no le era de relevancia lo que hacía su hijo, claramente las acciones de Wooseok podían perjudicar la imagen de su padre y de tener una familia preciosa, pero hasta el momento no había un problema.