I Need You |Yoonmin|

27

El pelinegro estaba de camino a su casa luego de pasar otro día soportando las clases, aunque ese dolor siempre se podía combatir con el amor y cariño que su madre le entregaba. Como cualquier hijo, Jimin pensaba que su madre era sensacional, la mejor mujer del mundo. ¿Qué había hecho para tener una madre tan dulce? Su niñez había sido adorable. Su madre lo mimaba y su padre jugaba con él hasta que ambos se quedaban dormidos tirados en el suelo por correr y dar vueltas por todo el patio.

Un muy lindo recuerdo.

Últimamente, la relación de sus padres no era tan buena como lo había sido en un comienzo. Jimin no sabía que era lo que sucedía con exactitud, pero claramente los cambios de estados de sus padres se hizo notar claramente. Su padre lloraba en secreto mientras cada vez comenzaba a ingerir alcohol mas y cada vez mas. Su madre, a diferencia de su padre, se veía indiferente a la situación, pero a la vez se notaba su frustración, pero Jimin aun creía que las cosas podían tener solución, creía que todo volvería a estar bien.

— ¡Mamá, ya llegue! — dice Jimin cuando entra a su hogar, pero sus pasos se detuvieron al igual que su mirada se fijo en algo en específico.

¿Y esas maletas?

— Pensé que irías con tus amigos. — dice su madre preocupada de ver que su hijo llegará a casa.

— Mamá, sabes que no los tengo. — le dice con obviedad y notando el gran nerviosismo de su madre. — ¿Por qué tus maletas están a un lado de la escalera? Papá no mencionó ningún viaje.

— No hay ningún viaje, Jimin. — su madre comenzó a jugar con sus manos inquietando al menor. ¿Qué estaba ocurriendo? — Me iré de la casa. — le informa de golpe.

— ¿Por qué? — Jimin sentía que un nuevo vacío se estaba alojando en su corazón. — ¿Por qué te irías? Se supone que amas a papá, me amas a mi. ¿Por qué dejarías a las personas que amas?

— No lo entenderías. — le dice con suavidad.

— ¡Pues hazme entender! — dice de forma mas alterada. — No puedes irte. ¿Qué hará papá sin ti?

— Ese ya no es mi problema. — aquello dejó a Jimin boquiabierto. — Lo siento, Jimin. Ya no quiero seguir aquí.

— ¿Entonces todo esto fue una farsa? — cuestionó dolido de la actitud y decisión de su madre. ¿Lo iba a dejar como si nada? ¿Ni siquiera le daría una explicación a él?

— Tu padre estará para ti. Eres joven, podrás entender estos tipos de problemas. — el pelinegro la observó incrédulo por sus palabras. — Lo lamento. — la mujer va hacia sus maletas y las toma dirigiéndose a la puerta.

— ¡No! ¡No me dejes, mamá! — le pide interponiéndose en su paso. — Te necesito, mamá. Eres mi apoyo, eres mi madre. ¿Me vas a dejar? — Jimin no sabía con exactitud que era lo que pasaba por la mente de su madre, pero sin duda, preocupación e importancia por su hijo, no existía. La mujer lo rodeó y salió de la casa junto a sus maletas dejando a su hijo solo en casa. Jimin había ido a la habitación de sus padres y ya no había ningún objeto o pertenencia de su madre, estaba todo vacío.

¿Qué pasaría ahora?

— Jimin. ¿Qué sucede? — le pregunta su padre preocupado del estado de su hijo. A penas había llegado a su hogar luego del duro trabajo y lo primero que vio fue a su hijo llorando en el sofá. — ¿Te pasó algo? — Jimin negó aun con lágrimas. — ¿Le pasó algo a tu madre? — Jimin lo observó intentando transmitirle algo. Su padre lo observó dudoso y fue rápidamente hasta su habitación para ver si su mujer estaba ahí. Pero no lo estaba. No había nada en su mesa de noche, nada en su armario ni sus cosas en la repisa del baño.