Jokers [Fred Weasley]

La Segunda Prueba

Regresar a clases nos sentó como una patada en el estomago. Y a Harry al que más, puesto que el día de la segunda prueba parecía mucho más cercano, y él claramente no había ni intentado descifrar el huevo.

A principios de febrero la nieve ya había empezado a derretirse. Hermione estaba más pesada que nunca con lo del huevo y perseguía a Harry por los pasillos repitiéndole una y otra vez que le quedaba poco tiempo. A mediados de febrero el ánimo de la gente había regresado, impaciente por que llegase el día de la segunda prueba.

Era jueves por la tarde, y a Ron le habían castigado por llegar 40 minutos tarde a clase de Transformaciones por quedarse dormido. Así que Harry, Hermione y yo decidimos salir a que nos diera un poco el aire.

—Harry, por Merlín, quedan dos días para la prueba— creo que era la tercera vez hoy que le oía decir eso a Hermione.

—¿Sí? No me digas— respondió él sin ganas. Se formó un silencio, que, segundos después, volvió a romper—. Supongo que Viktor ya lo habrá descifrado...

—No lo sé, no hemos hablado del Torneo— replicó Hermione de mala gana—. En realidad... casi no hablamos. Viktor es solo físico.

—Y yo que pensaba que eras una santa— comenté riendo, y segundos después pareció darse cuenta de lo que había dicho.

—Quiero decir que no es precisamente locuaz...— rio sonrosándose—. Se limita a verme estudiar, lo cual es muy molesto.

Soltamos unas cuantas risas tontas. Y la cosa volvió a tornase seria.

—¿Diggory ya ha descifrado el huevo?— preguntó Harry mirando hacia el horizonte.

—Sinceramente, no lo sé— respondí—. Intenté sonsacarle algo...

Flash back

—¡Ced, espera!— me acerqué a él corriendo—. ¿Qué tal vas con el huevo?

—Bien, creo que ya lo he descifrado— asintió orgulloso.

—Vaya, impresionante. Y eso que todavía queda dos semanas...

—Lena, estás rara. Como cuando vas a pedirle algo a papá y mamá...— entrecerró los ojos—. ¿Qué quieres, pequeña leona?

—¡Ash, está bien! Directos al grano— suspiré—. A Harry le está costando bastante descifrar el huevo. Y yo no soy quién para decirte lo que debes hacer, pero sí que puedo recordarte quién fue el que impidió que un dragón te quemase tu hermoso culo.

Se quedó mirándome unos segundos, como sopesando la idea, y finalmente suspiró. Un amigo suyo le metió prisa unos metros más adelante.

—¡Ya voy, un segundo!

—No tengo nada más que decir— le guiñé un ojo y me alejé satisfecha—. Hasta luego, Ced.

Estaba segura de que Cedric haría algo. Le encantaba ayudar a los demás, nunca entendí porqué.