The moon doesn't cry

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Los días pasaron y se hicieron mucho más amenos gracias a los Weasley y Hermione, que le daban vida a la casa y me alejaban de lo que más miedo me daba ahora: mi cabeza.

Al día siguiente no me desperté porque la luz del sol se filtrase por mi ventana, sino por unos golpes en la puerta.

—¡Vamos, niños! ¡Arriba todo el mundo! —la voz de Molly se coló por la puerta y revotó en mi aún atontado cerebro—. ¡Hay mucho por hacer! ¡Vamos, el desayuno está en la mesa!

Seguidamente otros golpes, como si alguien corriera atropelladamente, cruzaron el pasillo hasta bajar las escaleras. Para cuando me di cuenta de qué había sido eso Ron ya estaría atacando el delicioso desayuno que Molly había preparado, y yo no iba a ser la imbécil que no lo probase. Salté de la cama y bajé a la cocina casi derribando a Molly por el camino. Balbuceé un "perdón" saltando los últimos escalones y entré en la cocina prácticamente a cuatro patas.

—Ni se te ocurra —dije al ver que Ron pinchaba relamiéndose la tortita que yo había agarrado al mismo tiempo.

Hicimos contacto visual durante unos segundos, desafiándonos con la mirada, hasta que él cedió y soltó el manjar que yo ya me estaba llevando a la boca. De repente, a mis laterales se materializaron dos sujetos pelirrojos.

—¿Esto es para mí? —dijo Fred quitándome de las mano la tortita ya mordida y se la llevó a la boca antes si quiera de que a mí me diera tiempo a impedirlo.

—¡Oye, imbécil! —le di un empujón antes de lanzarme a la mesa a por otra.

Unos minutos después bajaron las chicas. Nos sentamos todos en la mesa por órdenes de Molly y nos sirvió un vaso de zumo de calabaza.

—Desayunar bien —dijo mientras recogía la cocina con un golpe de varita—. Hoy vais a tener que trabajar mucho.

—¿Trabajar? —habló Ron con evidente temor en la voz.

—Sí, Ronald Weasley, trabajar —le reprendió su madre por el tono de voz.

—Algo en lo que no pareces tener mucha practica —comentó Ginny con una sonrisilla.

—¿A qué se refiere, señora Weasley? —preguntó Hermione limpiándose la comisura de la boca.

—Este sitio en inhabitable —hizo una mueca mirando a su alrededor..

—¿Inhabitable? —Sirius entró en la cocina en ese momento. Pasó un dedo sobre el respaldo de la silla que tenía más cerca y nos mostró el dedo tan sucio que Hermione se irguió en su silla para no tocar con la espalda el respaldo—. Sí que es verdad que da un poco de asco, pero se puede vivir.

Molly le miró con la mueca de asco más despectiva de la historia, haciéndome soltar una carcajada que contagié a los gemelos, a Ron y, al final, acabamos todos riendo.

—Esa es la Lena que yo recordaba —sonrió Ginny.

Cuando todos hubimos desayunado, nos indicó que nos vistiéramos con ropa vieja que se pudiera ensuciar y nos reuniéramos en la cocina en cinco minutos. Hermione y Ginny se recogieron el pelo en un moño, y a mí me hicieron dos trenzas de raíz ya que no me llegaba el pelo para hacerme una simple coleta. Remus y Sirius también estaban allí.

—A ver, empezaremos por las zonas comunes —explicó Molly repartiéndonos materiales de limpieza a cada uno. Le saqué la lengua a Ron enseñándole el plumero que me había tocado mientras él miraba su trapo con desagrado—. Los adultos haremos las tareas que necesiten magia —se giró a los gemelos y les señaló con un dedo acusador—; vosotros dos está claro que no contáis como adultos.

Jokers [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora