C A P Í T U L O 31

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Las semanas pasaron provocando que los sentimientos de ambos solo aumentaran lo cual claramente notaban ambas familias, que por cierto hablando de ellas, la familia del chico y la tuya se reunían de vez en cuando simplemente para platicar o pasar el rato o al menos eso era lo que te decía tu madre, quien te alentaba aún más a declararte al muchacho pero aun tú te mantenías recia a tu idea de que ese momento fuera más a futuro.

A pesar de que querías mantener en secreto tus sentimientos era casi imposible ocultarlos cuando te encontrabas con él provocando que la gente dejara de pensar que su romance era un simple rumor asumiéndolo más bien como un hecho, aquella idea era reafirmada con cada vez que los veían salir ya que en ningún momento limitan sus muestras de afecto, esto se veía reflejado ya que en cada evento o festejo que había de la comunidad el chico y tú se encontraban siempre juntos y ni hablar de que pasabas gran parte del tiempo en la casita Madrigal.

...

Era un día jueves por lo cual te encontrabas haciendo retratos como de costumbre en la plaza cuando en un pequeño vistazo que le diste a la persona te diste cuenta que a lo lejos el chico te saludaba con la mano, cuando menos te diste cuenta ya se encontraba a tu lado notándose claramente cansado respirando un poco con pesadez.

- Te vez fatal- le dijiste a forma de burla a lo cual él te miro simulando molestia solo provocando que soltaras una pequeña risa- Ya enserio ¿Qué paso?- recargo su cuerpo en tu costado soltando un gran suspiro

- Me desperté muy temprano para ayudar a Luisa a llevar algunas cosas y digamos que el cansancio y que no tuve mis horas completas de sueño me está pegando- reíste al ver como este bostezaba soltando durante un instante tu lápiz para así poder acariciar un poco su cabello

- No deberías haber venido, si estás cansado mejor te hubieras regresado a la casita y así tal vez descansar un poco más- sentiste como negó con la cabeza para después separarse de ti buscando tu mirada la cual se encontraba en la libreta

- Deseaba estar contigo- aquellas palabras te ruborizaron y esto aumento más cuando levantaste un poco tu mirada topándote de frente sus esmeraldas que sin importan cuantas veces las miraras siempre te cautivaban- Cuando estoy contigo me siento bien- te sonreía de manera picara por lo cual le sonreíste de vuelta colocando tu mano en su pecho alejándolo

- En ese caso mejor ve a mi casa- dijiste enfocándote de nueva cuenta en el dibujo- Solo termino y voy para haya ¿Te parece bien?- el chico al principio no se encontraba del todo convencido pero finalmente acepto partiendo hacia tu hogar

Tal cual y como lo habías dicho tan pronto como le entregaste la hoja a la persona comenzaste a recoger tus cosas, abriste la puerta notando que ninguno de tus padres se encontraba en el lugar y mucho menos el chico se encontraba, no por lo menos a primera vista, pensaste que este se encontraba en tu habitación siendo algo común ya entre ustedes ya que después de cierto tiempo habías perdido aquella vergüenza de que él estuviera ahí por lo cual te acercaste a la puerta abriéndola algo de golpe.

- Ahora si dime que...- te habías detenido en seco al ver como este se encontraba acostado en tu cama dejándote confundida

Te sentaste con cuidado en la cama acercándote con lentitud a su rostro notando que este se encontraba profundamente dormido, su rostro reflejaba una gran tranquilidad que ponía cálido tu corazón sonrojando al mismo tiempo tus mejillas, con tu mano levantaste un par de mechones que le caían por el rostro teniendo en el tuyo una sonrisa boba, te levantaste de la cama acudiendo al closet donde hasta abajo del todo se encontraban otro par de cobijas, tomaste una del par de ellas colocándosela con delicadeza al chico viendo como este se acurrucaba más.

- En verdad estabas muy cansado- dijiste mientras te colocabas a un lado de él soltando un pequeño suspiro acercando tu mano a su rostro acariciando con suavidad sus mejillas pasando tu dedo lentamente por sus pecas- Me arrepentiré de esto chico lindo- soltaste su rostro levantando la cobija entrando delicadamente en ella

Lentamente te fuiste acomodando a un lado suyo recargando tu cabeza en su brazo que había dejado extendido, sentías su respiración cerca de ti poniéndote el corazón aún más acelerado de lo que estaba maldiciéndote a ti misma por haberte aventurado a estar tan cerca de él, pasaste tu brazo alrededor de su cuerpo dando pequeñas caricias a su espalda lo cual le provoco un pequeño escalofrió que lo hizo despertar, sus ojos se abrieron un poco pero fue lo suficiente como para que él te viera provocando que esbozara una sonrisa pequeña, te sentías preocupada de que el reaccionara de mala manera por tu atrevimiento pero aquel pensamiento se esfumo de inmediato cuando Camilo se acomodó abrazándote con mayor firmeza apegándote más a él sintiendo los latidos de su calmado corazón.

- Lo siento por quedarme dormido- murmuro arrastrando un poco las palabras debido a su cansancio- Pero no pude aguantar más el sueño- de manera torpe y lenta había comenzado a acariciar tu cabello

- E-está bien, no me molesta- sentirlo tan cerca te ponía nerviosa y más cuando su respiración te había embriagado todos tus sentidos pero aun así seguiste acariciando su espalda

- ¿Y tampoco te molesta si te pido que te quedes?- sentiste como tu corazón se aceleró ante su petición pero ni siquiera se te había pasado por la cabeza decirle que aquello te molestaba porque seria mentirle, recargaste tu cabeza en su pecho

- Sería un placer quedarme- sentiste como este te abrazaba más fuerte sumiendo su rostro en tu cabello dejando que el manto del sueño se apoderaba de el

De igual forma comenzaste a caer rendida debido a la calidez que te brindaba el chico sintiendo por un momento que todo desaparecía dejando que tanto tu mente como tu corazón disfrutaran del momento, pasaron solo un par de horas cuando tu madre arribo a la casa pronunciando que se había encontrado con Félix hace algunos minutos pero al ver que no recibió alguna respuesta de ti se mostró confundida.

Abrió lentamente tu puerta y con la pequeña luz que entraba de afuera logro observar como ustedes aún se encontraban dormidos, sonrió dulcemente porque ante sus ojos era una escena demasiado linda ya que a pesar del tiempo que había pasado el chico seguía abrazándote con la misma intensidad, decidió cerrar la puerta con suavidad dejándolos estar así por lo cual salió de la morada con rumbo hacia la casita Madrigal con la idea de comentarles el por qué el muchacho no regresaría a dormir el día de hoy.

𝑼𝒏𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒖𝒏 𝒄𝒂𝒎𝒂𝒍𝒆𝒐𝒏 (Camilo x T/n)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora