C A P Í T U L O 11

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Al día siguiente apenas y el sol comenzaba a salir cuando ya habías tomado tus cosas de arte dejándolas a mitad del vestíbulo, debido al ruido que habías hecho tus padres salieron de su habitación mirándote con confusión mientras te colocabas el bolso.

- Iré a las montañas a pintar un poco, regreso en la tarde noche y no se preocupen llevo comida- estabas a punto de tomar en tus manos el caballete cuando rápidamente tu padre te lo arrebato

- Déjame ayudarte a llevar las cosas aunque sea- estaban a punto de abrir la puerta cuando la voz de tu madre los detuvo

- Supongo que hoy también le diré que estas ocupada ¿Verdad?- sin dirigirle la mirada asentiste- Está bien flaca- tanto tu padre como tu habían salido

Cuando tu padre finalmente te dejo pudiste sentir la paz que te brindaba el silencio de la naturaleza, desde esa altura podías ver el pueblo que aún se mantenía en calma debido a lo temprano del día, lentamente moviste la mirada observando a la maravillosa casita Madrigal sintiendo como tu estomago comenzaba a doler, por instinto desviaste la mirada al lado contrario, te sentías intimidada con el simple hecho de observarla por lo cual decidiste concentrarte en el lienzo que tenías enfrente.

Como lo había prometido el chico acudió al día siguiente por la tarde esperando encontrarte y así poder hacer lo que le había recomendado su madre, se lamentó por debajo cuando vio que de nueva cuenta la mujer le abría la puerta pero aun así decidió preguntar, recibiendo nuevamente una respuesta negativa, regreso desanimado a su hogar lo cual claramente lo noto su hermana acercándose a él.

- No es necesario que me lo digas, sé que me está ignorando- intento seguir caminando hacia su cuarto esquivando a su hermana pero la chica se colocó en frente de él deteniendo su andar

- Escuche que dijo algo hoy- el rostro del chico cambio a uno que reflejaba un poco de esperanza- Murmuraba para sí misma pero pude entender que mañana estaría en la plaza, tal vez si vas puedas encontrarla y así hablar- el chico bajo la mirada un tanto pensativo para después alzarla como si todo hubiera encajado

- Tiene sentido, me dijo una vez que los jueves suele salir a hacer los retratos, si ella dijo eso puede que sea mi única oportunidad para que pueda hablar con ella antes de la cena- miro a Dolores con ilusión- Gracias Hermanita- ella le dirigió una pequeña sonrisa

Habías ya regresado a tu casa como lo habías prometido, colocaste el caballete de pie aun lado de tu cama para después colocar el lienzo que habías hecho aquel mismo día sobre él, lo miraste un instante, te sentías un poco asqueada por lo que habías creado pero agradecías un poco que aquello ayudara a que te sintieras mejor. Decidiste que ya había llegado el momento ideal para ir a dormir ya que el día de mañana saldrías para seguir con tu rutina, llegarías a la plaza y dibujarías a un par de personas para después regresar a tu casa y así estar un poco más dispuesta y tranquila para la cena del viernes.

...

El sol iluminaba a la gente que caminaba por el centro al igual que a ti que intentabas concentrarte en un dibujo que hacías simplemente para relajarte y así expresar lo que sentías, era técnicamente un día tranquilo y eso ayudaba a que te sintieras un poco más lista para el dia siguiente, estabas tan centrada en tu dibujo soltando todos tus sentimientos que no notaste que una chica se había sentado en el banco de enfrente.

- Hola, ¿Crees que puedas dibujarme?- te quedaste congelada por un instante ya que reconocías su voz

𝑼𝒏𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒖𝒏 𝒄𝒂𝒎𝒂𝒍𝒆𝒐𝒏 (Camilo x T/n)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora