𝑼𝒏𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒖𝒏 𝒄𝒂𝒎𝒂𝒍𝒆𝒐𝒏 (Camilo x T/n)

C A P Í T U L O 4

Camilo estaba a punto de salir de la casita Madrigal cuando de repente la voz de su madre lo detuvo en seco

- Cariño- llegó su madre acompañado de su padre a su lado para después rápidamente comenzar a acomodar su ropa y cabello

- Má estoy bien, esto no es necesario, es solo una simple cena- intento persuadir el chico siendo rotundamente ignorado

- Oh por favor, tienes que estar presentable- acomodo un mechón de pelo- Además es tu primera cena con una chica que te interesa- siguió inmersa en su tarea

- Y su familia- a completo su padre

Cuando finalmente su madre estuvo satisfecha con el resultado le entrego una canasta con comida que había preparado la tía Julieta en una especie de regalo para la familia de la chica.

Cuando finalmente llego a la puerta de la joven tomo una gran inhalación y con determinación tocó.

...

 Al interior del lugar te encontrabas en tu recámara pero perfectamente había oído el toquido de la puerta, rápidamente te echaste una ojeada en el espejo para después salir corriendo hacia el comedor donde tu madre y tu padre se encontraban colocando la mesa

- ¡Ya llegó!- dijiste en un tono preocupante llamando totalmente la atención de ellos

- Lo sabemos cariño- te contesto con tranquilidad tu madre

- Por favor esto es especial aquí que...- tu madre no te dejó terminar la oración ya que te calló con un beso en la mejilla

- No te preocupes, lo entendemos- miro a tu padre el cual te dirigió una mirada afirmativa calmado tus nervios

Te pasaste las manos por el vestido arreglando un poco para después respirar y dirigirte a la puerta con la intención de abrirla, tomaste la perilla y abriste.

...

- Hola Camilo- le dirigió una sonrisa amable al chico

- Hey, espero no haber llegado tan temprano- contesto el sonando claramente relajado

- Oh no, llegas justo a tiempo, pasa- se hizo a un lado la chica permitiéndole al joven entrar al hogar

Apenas había puesto un pie en la morada cuando rápidamente su atención se fue directo hacia la chica, miro detenidamente el vestido color azul claro decorado de pequeños detalles dorados que tenías puesto, su atención llego a tal punto que la chica noto su mirada, provocando que esta se ruborizara levemente pero el chico logro ver como se intentaba mantener tranquila.

- ¿Tan mal me veo?- soltó una risa que saco del trance al chico el cual rápidamente negó con la cabeza

- ¡No!, Al contrario- llevo una de sus manos a su cabello agitándolo sutilmente- Te vez bien- agradeció la chica el cumplido y ambos sonrieron de una forma tan dulce que la palabra enamorados les quedaba corta, sus miradas estaban unidas hasta que el peso de algo en una de sus manos del chico le hizo regresar los pies a la tierra

- Oh esto es un regalo, ya sabes...de parte de los Madrigal- le tendió la canasta a la chica la cuál con una risa tímida la recibió

- No era necesario pero aun así gracias- el joven asintió- Ven vamos a llevarlo a la cocina y de paso te presento a mi padre- el chico había comenzado a andar cuando la última palabra lo detuvo en seco

- ¿Tu padre?- la chica solo asintió conduciéndolo hacia la cocina

- Má, ya llego Camilo- colocaste la canasta encima de la encimera que dividía el comedor de la cocina para después dirigirte hacia tu madre ayudándola a llevar algunas cosas hacia la mesa

- Bienvenido cariño, puedes sentarte donde quieras en un momento comenzaremos- el chico la miro confundida para después negar rápidamente con la cabeza

- No sería muy cortés de mi parte sentarme y no ayudarle en nada señora- tomo dos pares de platos llevándolos hacia la mesa- Lo que usted debería hacer es sentarse y dejarlo en mis manos- había tomado de la mano a tu madre conduciéndola hacia una silla mientras ella reía ligeramente

...

Era una escena tan cautivadora ante los ojos de la chica que por un momento se quedó sumida en sus pensamientos hasta que el chico le dio un pequeño y suave golpe en la cabeza que la hizo reaccionar, Camilo se había transformado en tu madre mostrando una sonrisa burlona en el rostro.

- Si sigues con la cabeza en las nubes serás la última en cenar- reíste ante sus actos, había regresado a su forma cuando finalmente todos se sentaron a la mesa, estabas frente al chico el cual se notaba algo nervioso mientras se servía la comida debido a la presencia de tu padre

- Pá- captaste su atención antes de que se metiera una porción de comida a la boca- No pude presentarte apropiadamente, Camilo este es mi papá, papá él es Camilo Madri...- soltó una estruendosa risa tu papá al mismo tiempo que golpeaba la mesa interrumpiéndote

- Oh vamos flaca, el chico no necesita presentación, es un placer que estés hoy con nosotros- estrecho fuertemente la mano del joven ya que esto lo pudiste notar debido a un mueca que había hecho provocando que soltaras una risa- Soy Raúl y ella es mi querida esposa Magdalena- la mujer asintió en forma de saludo

- El pacer es mío señor Raúl, me siento muy honrado de estar hoy en su morada que por cierto es muy encantadora- todos habían comenzado a comer pero tu mamá había hecho una pausa para poder hablar

- Oh eso se lo deberías agradecer a t/n, a ella le encanta decorar la casa principalmente con sus pinturas y tomándome toda la libertad puedo decirte que ella es una gran artista- te habías atragantado con la comida debido a lo repentino que había sido el halago de tu madre

- ¡Má!- sus palabras te habían avergonzado sonrojándote un poco, no te molestaba que tu madre te diera halagos pero que lo hiciera en frente del chico provocaba cierta vergüenza en ti, lo cual el rápidamente noto provocándolo aún mas

- En verdad tiene un gran talento, tal vez podría decirle a mi familia que ella nos podría hacer un retrato, claro si ella está de acuerdo- te había dejado en blanco con aquella proposición, su sonrisa burlona inundaba tu vista ya que era notorio que el chico solo quería verte más roja de lo que ya estabas pero estabas decidida a que no le darías ese gusto

- Por mi estaría bien, solo necesito una foto y un poco de tiempo- tu padre se alegró por su confianza en ti misma pero sinceramente en tu corazón sabias que era una carga tan pesada que algo saldría mal sin duda alguna