Déjame Amarte [I & II]

Cap16 ¿QUE SIENTO POR ELLA?

✨Maratón 1/3✨           
                        Capitulo 16
            ¿Qué SIENTO POR ELLA?
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                          DARIEN
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Su pie subía y bajaba, al igual que sus dedos toqueteaba su muslo. Me era imposible no mirarla de reojo, lucía tensa. Carajo, al ver su rostro suplicante al entrar a esa estúpida reunión me dio la ligera idea de lo Sucedido, la forma en como todo el Mundo prestaba atención a mi esposa, Entendí absolutamente todo al ver a esa mujer pelirroja tocándose el estómago y mirando con odio a Serena, supuse que esa mujer sería la tal Melissa.

Sin pensarlo coloqué mi mano en la suya provocando detener sus movimientos. La escuché Suspirar.

—¿Estás bien? —pregunté.

—No, no lo estoy. Carajo, sabía que ir a esa estúpida reunión era un maldito error. No puedo creer que aún no lo supere —explicó—. Han pasado más de seis años, Yo lo superé de hecho no recordaba todo ese drama de adolescente pero al parecer Melissa aún sigue viviendo de ello aún que eso lo entiendo, ella ya está casada, Armando hizo su vida y yo… Yo estoy casada contigo, se supone que el pasado queda ahí.

««Armando… Así que ese es el nombre de aquel tipo. Darien suena mucho mejor.»»

Por favor Darien, no te veneres a ti mismo.

««Esta bien, pero admitámoslo, Darien suena mucho mejor que Armando»»

Sonreí como un idiota ante mis pensamientos manteniendo la mirada fija en la carretera y mi mano en la de Serena. La había escuchado, claro que la escuché con atención pero al escuchar un leve sollozo me hizo mirarla de inmediato.
Lágrimas caían por sus mejillas, sus ojos cristalinos.
Carajo, No me gusta verla llorar.
Inmediatamente me detuve en la acera.

—¿Estás bien? ¿Estás llorando?.

Asintió apartando las lágrimas de sus mejillas pero era algo inútil porque más lágrimas empezaban a caer por sus mejillas.

—Estoy enojada —murmuró entre Jadeos.

—¿Y por eso lloras?

—¡Si! —apartó mi mano cuando intenté tocarla—. Melissa me humilló, dijo que era una maldita perra y… Eso me hizo enfurecer, ¡Estoy llorando del coraje!

Y siguió llorando como una niña pequeña. Yo no sabía que hacer, como tranquilizarla, abrazarla o… ¿Qué demonios podía hacer? Y la única estupidez que mencioné fue lo que provocó más llanto.

—¿Estás menstruando?

Serena me miró con las mejillas rojas y mojadas, parecía asesinarme con la Mirada.

—¡Si!

Okey, en definitiva no fue una excelente pregunta. No sabía cómo liderar con esto, como tratar de calmarla o de saber que mi esposa estaba en su menstruación.
Mierda, nunca había vivido en esta situación.
Alcé la mirada Encontrándome con algo que serviría de ayuda.

—Espera aquí…

Salí del auto y atravesé la calle.
Casi pedí a gritos al llegar al mostrador, por fortuna aquella persona logró hacerlo de forma inmediata y en cuestiones de cinco minutos había regresado de nuevo al auto con mi Respiración agitada. Coloqué la bolsa en las piernas de Serena mientras ella me miraba con el ceño fruncido.
Al menos las lágrimas habían disminuido.

—¿Pastel? —preguntó al ver el contenido—. ¿Helado?

—¡Si! —dije emocionado—. Nunca suelo vivir con mujeres en su período y… Pensé que algo de antojo podía ayudarte.