Cap26 ERES LO QUE QUIERO

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CAPITULO 26
ERES LO QUE QUIERO
★》DARIEN 《★


—Sonríe un poco más.

Negué tomando su cintura con Delicadeza.

—Ya no puedo, me duelen las mejillas —susurré.

Serena se rió con delicadeza antes de volver a concentrarse en las cámaras.

—¡Un descanso!

Solté todo el aire de mis pulmones al escuchar aquellas dos palabras.

—Al fin.

Ya habíamos pasado media hora posando ante las cámaras y mantener una sonrisa en el rostro, mis mejillas estaban entumecidas de tanto sonreír.
Miré mi vestuario Haciendo una mueca al ver el color rojo resaltar en mi cuerpo. Odiaba el rojo pero al ver a mi esposa me guardé mi odio para mí mismo. El rojo le queda maravilla a mi mujer, el pantalón le resaltaba su cintura y trasero.
Me obligué a mi mismo a no lanzarme hacia ella y besarla como lo había hecho en el camerino. Rei caminó hacia nosotros ofreciendo una botella de agua.

—La primera sesión está por finalizar —nos miró de pies a cabeza—. El color rojo les queda de maravilla

—Yo no digo lo mismo —murmuré.

Serena me lanzó una mirada comprensiva.

—No porqué odies el color rojo, no quiere decir que no te queda bien —colocó su mano en mi mejilla haciendo un acto cariñoso sin Importarle el resto de la gente.

Le sonreí tomando su mano y depositar un leve beso.

—¿Todo en orden? —apareció la señora Anderson.

Después de semanas habíamos Sido solicitados de nuevo en la empresa Belle&Amour como modelos principales en la nueva línea de ropa así que habíamos viajado de Texas a París.  

—Todo de maravilla Aurora —respondió Serena.

Aurora Anderson Asintió.

—Bien, tomaremos un par de fotos más con el modelo que usaban y después seguiremos con el resto de los conjuntos, ¿De acuerdo?

Muy a mi pesar Asentí aún que dentro de mí me estaba pidiendo a gritos salir de aquí. Al menos ya estaba confirmado que el modelaje no era para mí, me costaba demasiado seguir esas poses para las fotografías o sonreír Demasiado. Soy más de explicar sobre temas astronómicos y tocar el Piano, mientras mi preciosa esposa le daba de maravilla posar hacia las cámaras. Lo hacía con tanta naturalidad que al tomar la fotografía lo hacía de maravilla. 

Serena me miró notando la burla y compasión en su mirada, cuando la señorita Anderson se marchó de aquí hice una mueca de cansancio.

—Arriba esos ánimos Shields —Rei palmeó mi pecho—. Solo ha pasado una media hora, y son como cinco prendas distintas así que le calculó que pasarás ante las cámaras como unas tres horas más.

Seguramente al ver mi rostro de terror, las dos mujeres enfrente de mí se echaron a reír.

—Ya tranquilo no es mucho —consoló mi esposa—. Se pasarán las horas en un abrir y cerrar de ojos.

Déjame Amarte [I & II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora