CAPITULO EXTRA

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CAPITULO EXTRA
EMBARAZADOS
★》DARIEN 《★


—Darien…

Me giré en la cama tratando de dispersar aquel murmuro. Un sueño.

—Amor, Darien…

Algo o alguien pinchó mi mejilla y con solo eso alertó todos mis sistemas.
De forma inmediata me incorporé precavido y a la vez asustado.
Traté de observar a mi alrededor Encontrándome con mi esposa quién me miraba con ojos brillantes, aún era de madrugada.

—¿Qué sucede? ¿Son los bebés? ¿Ya van a nacer?. Espera no, aún faltan meses —parpadeé—. ¿Qué pasa?

El corazón me latía demasiado aprisa. No debían nacer los bebés en estos momentos, aún faltaban dos meses, pero, ¿Y si esa un parto prematuro?
Miles de ideas pasaron en mi cabeza y todas ellas eran preocupante. Si Serena tenía un parto prematuro eso era demasiado riesgoso para ella y los gemelos.

—Quiero un Hamburguesa…

Las preocupaciones se fueron al escucharla hablar.

—¿Qué?

Serena me sonrió indefensa tocándose el vientre hinchado.

—Soñé que comía Hamburguesas con Patatas y… Al despertar bueno, solo fue un pequeño antojo y… Son las 4:26 de la mañana así que…

Debería sorprenderme pero no lo estaba ya que esto no era la primera vez. Algunas noches ella me despertaba solo porque le había dado hambre o se le había antojado algo, claro que yo no podía negarme siempre le cumplía sus antojos, si mi esposa e hijos desean comida yo mismo lo conseguiría.
Suspiré y me puse en pie.

—Iré a prepararlo…

—No —me interrumpió—. En realidad quiero una hamburguesa de McDonald’s

—Amor, no creo que atiendan a esta hora. Veré si hay ingredientes en la cocina y te pre…

Me detuve al escucharla sollozar.
O dios mío, dame fuerza.
Suspiré.

—Bien, iré por tu hamburguesa.

Al mencionar aquella frase, las lágrimas de mi esposa habían disminuido y ahora me mostraba una enorme Sonrisa además de ponerse en pie y abrazarme.

—Te amo —besó mis labios—. Te acompaño.

Pasó de mi lado buscando un abrigo.

—Nena, mejor descansa y…

—No, iré contigo.

Suspiré. Negarme y llevarle la contraria a una mujer embarazada era estar en el limbo de la muerte. Ya lo había experimentado a lo largo de estos meses y había aprendido que siempre hay que darle la razón a pesar de no estar de acuerdo.
Tomé mi abrigo y salí en pijama, Tomé las llaves y le abrí la puerta a Serena. No entendía como podía verse tan tranquila a pesar de ser las cuatro de la mañana.
Bostecé al subir al auto y conducir al McDonald’s más cercano. Serena canturreaba con las canciones en la radio, la miré de reojo, lucía linda y adorable. Verla de esa manera tan tranquila y preciosa me hacía estar totalmente enamorado de ella.
Tomé su mano la cual aceptó con todo el gusto. 

Por fortuna el McDonald's tenía Autoservicio.

—¿Una hamburguesa? —le pregunté a mi esposa.

Ella negó.

—Dos hamburguesas con doble queso y pepinillos, una orden de patatas fritas, Nuggets y un helado.

Alcé una ceja.

Déjame Amarte [I & II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora