Los instintos nos dominan, no se puede luchar contra ellos, ¿o si?
En una oscura y tranquila noche sin luna, el primogénito de los Wang nació en punto de la medianoche. Wang Yibo; heredero de una antigua y poderosa familia de alfas.
Un secreto ocul...
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Xiao Zhan pasó todo el día queriendo ver al delta, sin embargo no tuvo éxito cuando su jornada laboral terminó. Con un puchero se dirigió a casa, aquella tarde no había hecho ningun plan para verse con nadie, así que tendría una tarde tranquila.
Ibuki solo mandó una imagen movida del chico Wang al grupo, Yunxi ya lo había visto puesto que él estaba en el mismo piso quesu compañera, pero Zhan no pudo verlo ese día más que por una imagen movida, así que no pudo apreciarlo debidamente. Realmente le había intrigado la descripción que la rubia dio, pero luego pensó que quizá era mejor no verlo, no tenía la certeza de que Wang Yibo no fuera igual que su jefe Feiyu y la mayoría de los alfas importantes que había conocido a lo largo de su vida, incluso si fuera bien parecido, Yibo podría ser un beta, pero seguía siendo un Wang orgulloso.
La mañana siguiente su jefe llegó malhumorado nuevamente y se encerró en su oficina, justo como el día anterior después de la bienvenida de Yibo al edificio. Una hora después de su llegada, llegó Li Yao, la prometida de este.
Zhan reprimió una mueca al verla y sonrió con amabilidad cuando la chica se acercó a su escritorio.
- Buenos días, señorita Li...
- Dile a Feiyu que estoy aquí. - Ordenó mirándolo con superioridad.
- Enseguida. - Presionó el botón y esperó.
- ¿Que, Xiao? - Respondió Feiyu secamente.
- La señorita Li está aquí, señor.
- ...
Por algunos segundos no se escuchó respuesta alguna, luego un resoplido que Zhan interpretó como fastidio. Se rió internamente porque sabía que la chica incluso fastidiaba a su prometido.
- Hazla pasar. - Colgó.
La omega ni siquiera esperó que Zhan la dirigiera a la puerta. Tampoco había querido que se le anunciara su llegada, pero Feiyu le había dicho más de una vez que debía avisar al menos porque detestaba las visitas sorpresa y Zhan había sido regañado un par de veces por lo mismo, a la omega no le interesaba eso, pero pensaba que al llegar se imprevisto podría descubrirlos haciendo algo más que trabajar. Nunca pasó, Zhan siempre estaba trabajando arduamente al igual que Feiyu, pero a pesar de eso, la chica seguía desconfiando del beta.
La hora del almuerzo finalmente llegó y Zhan caminó hacia la cafetería para a echar chisme con sus amigos mientras comían. La comida siempre les sabía mejor con algún chismecito y la reina del chisme era Ibuki quien siempre estaba enterada de muchas cosas picantes.
El pelinegro se hacía sus propios almuerzos porque aunque la comida de la cafetería era buena, siempre prefirió cocinar él mismo. Desde la muerte de sus padres, su abuela le había enseñado bien y Zhan no iba a desperdiciar sus conocimientos. Al comer aquellos sencillos pero deliciosos platillos, le hacían recordarla.
