Memoria de Marsupial

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"No importa lo mucho que has sufrido, a veces no quieres dejar marchar ciertos recuerdos"

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"No importa lo mucho que has sufrido, a veces no quieres dejar marchar ciertos recuerdos"

— Haruki Murakami

Tal vez tardo un instante, o quizás un momento más largo, pero el sentimiento era absurdamente terrible, de nostalgia y añoro. Todo era oscuro y no podía moverme ni tampoco tener control de mis actos, solo podía presenciar aquella extraña experiencia.

No muchas veces en la vida puedes sentirte así, como si estuvieras aguardando, en medio de una travesía, a que la vida te ofrezca de pronto las respuestas que buscas, tal vez para iluminarte o mejor aún, para calmar tu alma frente a tanta adversidad.

Vi los ojos verdosos de mi hermana, Komaru, con su cabello revuelto como el mío, recién levantada y con su uniforme, brillando.

— ¡Hermano! ¡Hoy es tu día!

Eso era un recuerdo que tenía, no era algo nuevo. Di unos pasos instintivos y me marche.

De pronto me vi parado mirando aquella puerta de entrada a la Academia en mi primer dia. Ese coloso constructivo donde mi vida cambiaria de sobremanera tampoco era información nueva, lo recordaba bien, incluso los pasos que di... Pero hubo algo nuevo que no tenía en la mente.

— ¡Ouch! — Estaba obnubilado mirando aquel edificio que no me di cuenta que estaba estorbando el paso. — ¡Lo siento! ¡No estaba prestando atención!

Toda esa imagen se detuvo, y vi una silueta oscura observándome, con ojos rojos, y de pronto una voz profunda pero inolvidable apareció en esa secuencia, obscureciendo todo a mi alrededor.

— ¿Sabes que la vida no puede ofrecerte todas las respuestas fácilmente?

— ¡Quiero esforzarme más por conseguirlo!

Esas voces, yo las reconocía, una era... y la otra era la mía. Esa imagen se deformo y comencé a caminar siguiendo las voces.

Mi mente se deformaba entre imágenes extrañas que no recordaba pero sabía que las conocía. Hubo un instante que pude ver a un costado del camino en medio de un camino espiralado que sabía que debía atravesar.

Vi a aquella chica con un cabello largo y lila, tan hermoso que se mecía con gracia y sus ojos me observaban por arriba del hombro.

— ¿Se te ofrece algo?

— Yo... Yo solo...

— ¿Por qué me sigues?

— Quiero... ¡Quiero que seamos amigos Kirigiri!

— ¿Qué?...

Su aspecto dubitativo fue algo remarcable. Todo eso se esfumo en el aire y continúe caminado, como si quisiera buscar la salida.

De pronto sentí una mano en mi hombro y me voltee a mirar. Una sonrisa apareció, su cabello y ojos azulados como el mar aparecieron, detrás de ella habían dos chicas más, unos ojos rojos que parecían la representación de la belleza gótica con su irónica realidad, y unos ojos azul grisáceos que parecían desean el inicio de una batalla deportiva exhaustiva.

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