DECISIONES

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Era lunes doce de junio. Hacía un día precioso y yo me había levantado de buen humor. Canturreaba mientras preparaba los almuerzos de Luca y Laura. El día anterior, cuando llegaron, vieron a su padre en el sofá viendo la tele y le saludaron desde la entrada al salón. Un hola papá y punto. Él solo se limitó a mirarles y a mover la cabeza en un tosco gesto de saludo. Nada más.

Cuando les dije que hoy iban a estar por la tarde (y probablemente todos los lunes) con Rosa y Miguel, se pusieron muy contentos. Así que ellos también estaban contentos hoy.

Óscar entró en la cocina a desayunar sin dar los buenos días, como de costumbre.

—Hoy no como en casa. No he preparado comida, así que si vas a comer aquí o en la tienda, mira a ver que puede haber en el congelador. Los niños a la tarde van a estar con Rosa y Miguel, así que, tus padres ya pueden estar tranquilos.

—Ya. Te oí ayer.

—Pues eso.

—Estás distinta.

—Sí.

Y no hubo más diálogo.

Los niños marcharon a coger el bus y yo, como cada mañana, me sentaba en ese momento a tomar mi café. Cogí el móvil con la idea de mandar un WhastApp a Sergio si es que él no se había atrevido a hacerlo. Yo quería que viese que la cosa seguía igual. Alguno de los dos tenía que dar el primer paso, y esa iba a ser yo.

Yo

Buenos días, dios nórdico.

Espero que hayas descansado esta noche.

Yo

Hoy como en casa de tus padres.

Y por la tarde, los niños van a estar con ellos.

Dios nórdico escribiendo

Dios nórdico

Buenos días, Lena.

Gracias por escribir.

Estaba volviéndome loco pensando qué

decir por lo de ayer.

Yo

¿Lo de ayer?

¡Si ayer no pasó nada!

Dios nórdico

Eres estupenda, morena.

Yo

Te sueño dormida, te sueño despiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora