Te sueño dormida, te sueño despierto

PLANES

Estaba levantada preparando los cafés y Sergio entró desnudo, que era como dormía, en la cocina y se puso detrás de mí.

—Buenos días, preciosa—Me agarró las tetas empezando a sobármelas y arrimó su polla dura a mi culo—. Quiero metértela, Lena—decía mientras me besaba el cuello y la nuca—. ¿Te apetece?

—Contigo, dios nórdico, creo que me va a apetecer siempre.

—Mm pues vamos a la cama.

Ya en la cama me puso a cuatro patas y desde atrás me clavó su erección mañanera para embestirme con ganas mientras me agarraba por las caderas. Su respiración entrecortada, la manera tan novedosa y satisfactoria de empezar el día y mis ganas, con una sexualidad viva y ansiosa por disfrutar, hicieron que me corriese casi a la vez que él.

—Lena, adoro verte en casa. Y encontrarte con una camiseta mía y sin nada debajo, hace que me ponga muy bruto ya desde por la mañana.

—Huele a ti. Siempre me ha encantado tu olor. Y ahora me llena aún más.

Nos dimos un largo abrazo antes de entrar en la ducha, saboreando el momento antes de empezar con la rutina.

—¿Te parece bien si esta tarde me paso por la tienda de muebles y echo un vistazo a ver que tiene? Si veo algo que me llame la atención, te mando fotos—dijo dando un sorbo al café.

—Me parece bien. Además, tienes buen gusto. Seguro que encuentras algo que encaje.

—Es por agilizarlo para que los niños vengan cuanto antes.

—Estupendo—contesté mirándole embelesada y pensativa.

—¿Qué piensas?

—A veces pienso que esto no es real, Sergio. Que es otro sueño de los que tenía y cuando despierte todo se habrá esfumado. ¡Es todo tan bonito y perfecto!

—Me pasa lo mismo. Te miro y no me creo que por fin estemos juntos—Sonrió con ternura—. Afortunadamente, no es un sueño más para ninguno de los dos—Agarró mi mano y la apretó suavemente.

Llovía al salir al mediodía de la imprenta y no tenía paraguas. Tendríamos que pasar un día de esos por casa de Óscar a recoger todo. Casi no tenía ropa en casa de Sergio y los niños igual. Menos mal que siempre había sido una exagerada a la hora de preparar las maletas para marchar de viaje, y al ir a la casa rural había metido por demás. Iba a proponer ir el sábado a por la mayoría, si no, a por todas las cosas. Le pediría la furgo a mi hermano para hacer menos viajes.

Mientras comía, me entretuve un rato con el móvil. Se me ocurrió mirar el tiempo para el domingo y vi que venía un día estupendo para pasarlo en la playa. Me fui al chat grupal y propuse el plan para ir todos juntos. Podríamos celebrar los nuevos acontecimientos, todos en la playa. Las respuestas no se hicieron esperar. A todos les apeteció la idea, por lo que empezamos a organizar tema de comidas y demás. Iríamos desde por la mañana y estaríamos hasta que nos apeteciese volver a casa. Domingo organizado.

Luego pregunté a Sergio y a Sofi si podríamos ir el sábado a recoger nuestras cosas, para ir avisando a Óscar, y no hubo problema por parte de ellos. Mandé entonces, un mensaje a Óscar para preguntar si tenía inconveniente en que fuésemos el sábado por la mañana y me contestó que no le importaba aunque él no estuviese, ya que abría la tienda, que él ya no tenía secretos que esconder. Y que si acababa de sacar todas las cosas, le dejase las llaves en la entrada. ¡Cómo si fuese a tener ganas de volver!

Por la tarde, Sergio me mandó fotos de lo que había visto en la tienda de muebles. Le habían enseñado una habitación casi igual que la otra que tenía montada y al ser la de la exposición, además de mejorar el precio, la podían llevar y montar la semana siguiente. A él le gustó y eso a mí me valía. La casa la tenía decorada con mucho gusto, y a mí también me gustaba. Además, no pretendía cambiarle la casa o meter otro tipo de muebles que no encajaran con su estilo. Después, me llevé una gran sorpresa cuando me mandó un selfie de él, con Luca y Laura, todos muy sonrientes con la habitación elegida de fondo.