CELEBRACIÓN EN FAMILIA

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Nos levantamos pronto para preparar todo lo necesario de comida y demás para la playa. Me planté el bikini que me había comprado, unos pantalones cortos, camiseta y marchamos para reunirnos a la hora pactada. Habíamos quedado pronto para poder aparcar lo más cerca posible porque llevábamos trastos como para construir un dique. Éramos once, pero abultábamos lo de veinte, y eso que no llevábamos ni sillas, ni mesas.

Montamos el chiringuito en nuestra zona de siempre y una vez tuvimos todo organizado, los niños y los chicos se fueron al agua. Nosotras nos quedamos en las toallas. Era todavía pronto y no nos apetecía bañarnos. Antes de ir al agua, Sergio se acercó y me dio un pico.

—Me encanta veros tan bien y me alegro mucho por vosotros, pero se me hace raro después de todos estos años—intervino Esther.

—Un poco raro sí que es. Para mí ha pasado de ser mi hermano a ser mi novio y dormir con él.

—Dormir dice. Os van a salir ojeras de tan poco descanso, morena. Que seguro que estáis todo el día dándole al tema—Era Sofi, por supuesto.

—Pues a ver, el tiempo perdido ya no se recupera, pero hay que aprovechar el presente todo lo que se pueda, ¿no creéis?—Sonreí picaronamente.

—Hacéis bien, ¡qué cojones!

—Además ya me iba tocando disfrutar un poco.

—Y oye, la primera vez ¿nos os fue muy extraña? Además túque no tenías mucha experiencia —Esther seguía con sus dudas. No habíamos hablado desde el domingo de nada de lo ocurrido y era normal que quisiese saber.

—Mira Esther, una de las virtudes de Sergio es que con él todo parece más fácil. Y yo ya venía calentita con los sueños de los cojones.

—Ya, maja. Me quedé flipada. Bueno, la verdad es que todo fue para flipar, porque no sabría por dónde empezar Elena, si por tus sueños, lo de Sergio enamorado de ti o la pasada de Óscar.

—Todos flipamos. Y no es para menos.

—¿Y cómo lo llevas todo?

—Pues con el rubio a mi lado todo es más sencillo de llevar. Pero hay momentos movidos.

—¿Y los niños? ¿Llevan bien lo vuestro?

Sofi me miraba y ponía los ojos en blanco por lo pesada que se había puesto Esther. Yo la medio sonreí quitándole importancia. Con ella no tenía la misma confianza que con Sofi y hablábamos menos, así que era normal que tuviese dudas sobre todo lo ocurrido.

—Están deseando de venirse a casa. Ya sabes que sienten pasión por Sergio desde siempre.

—Sí, es verdad. De hecho, mira cómo le tienen ahora mismo.

Miramos las tres y estaba con Laura subida en sus hombros y Luca junto él.

—Se te cae la baba, chata—Sofi hizo el gesto de secármela.

—Pues sí—contesté con cara de tonta.

—Chicas, voy a andar un poco por la orilla, ¿venís?

—Yo más tarde. Ahora voy a tumbarme un poco.

—Yo me quedo aquí con Elena también.

—Vale. Marcho.

Nos quedamos mirando cómo iba hacia la orilla. Manu la vio bajar y se acercó. Ella le diría que iba a pasear y él se unió a ella después de avisar a los chicos. Yo me tumbé con la imagen de Sergio y los niños juntos en el agua.

Te sueño dormida, te sueño despiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora