AVISO: Capítulo super largo, pero con mucho salseo del que os gusta 😉🙈. Estaré encantada de leer vuestros comentarios.
Me desperté de golpe. Ya había amanecido. Estaba sola en el balancín tumbada y tapada. No había notado cuando se había levantado Sergio. Escuché el ruido del motor de su coche y entonces me levanté de golpe, entré en la casa y busqué a Sara. La encontré justo cuando estaba saliendo por la puerta.
—¡Sara! —la llamé.
—Hola Elena.
—¿Qué ha pasado? ¿Por qué tan de repente ahora todo? Ayer estabais bien.
—El beso de anoche aclaró mis sospechas.
—¿Qué sospechas?
—Mira. Siendo como es Sergio tan cercano, cariñoso y familiar, siempre me había extrañado que no tuviese pareja estable, pero ayer lo vi claro. No puede enamorarse de alguien, porque él ya está enamorado—Yo la miraba extrañada—. Su corazón le pertenece a otra. Te pertenece a ti, Elena.
—¿Cómo?
—El beso de ayer, Elena. Su forma de mirarte, de agarrarte y ese beso, ¡por Dios! A mí nunca me ha mirado así y ayer lo vi muy claro.
—Pero...
—Elena, abre los ojos —me interrumpió—. Creo que lleva esperándote mucho tiempo. Os queréis de una manera muy especial y bonita, pero podéis hacer que sea aún más especial, así que deja de verle como un hermano—Hizo una breve pausa—. Yo me retiro porque, contra ese amor tan grande no puedo, ni quiero competir. Aprovecha esta oportunidad. Él lo tiene claro y después de veros ayer, creo que tú también—Me sonrió con dulzura.
Yo no podía hablar. Me la quedé mirando estupefacta, pero reaccioné para poder abrazarla antes de que saliese por la puerta. Ella me correspondió al abrazo, se separó y me sonrió con tristeza antes de girarse y marcharse.
No sé cuánto tiempo estuve allí quieta parada y con los brazos caídos. Las palabras de Sara me habían dejado de piedra. Sara, la Barbie, que parecía una mujer superficial e infantil, me acababa de demostrar que tenía un corazón inmenso capaz de renunciar a la persona que quería, para darle alas a que él correspondiese su amor por otra persona. Una lección de vida la que acababa de recibir.
¿En serio Sergio estaba enamorado de mí y llevaba tiempo esperándome? ¿Esperándome? Yo no daba crédito a lo que acabada de oír. Mi cabeza estaba saturada. Demasiados cambios y novedades en poco tiempo.
Necesitaba hacer algo que me entretuviese y mantuviese mis pensamientos a raya. Entré en la cocina y me puse a hacer dos bizcochos, café, zumo y tostadas con el pan del día anterior. Recogí todo lo que quedó de la noche pasada, monté la mesa para los desayunos, barrí, fregué el suelo y me fui a duchar mientras los bizcochos se acababan de hornear.
Poco a poco empezaron a aparecer caras somnolientas por la cocina. Una de ellas era Emma que se acercó a mí con cara de tener que contar algo.
—Tía, ¿luego puedo hablar contigo? Tengo que contarte algo—Torció el gesto.
—Uyyy, algo te preocupa ¿eh? Sin problema. Cuando quieras me lo cuentas.
—Luego ¿vale? Ahora voy a desayunar que huele de maravilla.
Los niños madrugaron más que los adultos. Ayer nos acostamos muy tarde y entre el alcohol y el calentón
Cuando estaba recogiendo el desayuno de los niños, Sergio volvió de dejar a Sara en la estación. Tenía la mirada algo triste y cansada, pero se le veía bastante bien.

ESTÁS LEYENDO
Te sueño dormida, te sueño despierto
Romansa¿Qué harías si de repente tuvieras sueños eróticos con tu mejor amigo? Elena y Sergio han crecido juntos y se quieren con locura, pero como hermanos. Ella está casada y ha empezado a tener sueños con él muy subidos de tono. Está muy confundida y no...