✒📜Haciendo gala de todo su autocontrol llegó hasta su lado y se recostó sobre la cama del joven, no podía, no debía, pero ahí estaba y aunque en su mente sabía que no era correcto, ahí estaba recostándose a su lado, porque lo sentía bien, en su corazón parecía correcto.
Metawin se movió hacia el centro de su cama para hacerle más espacio y ambos se acomodaron.
- Usted sabe que no debo, que no es correcto – le aseguraba Bright.
- ¿Qué es lo correcto? ¿Por qué no podemos? ¿No es acaso la persona que pernocta hoy en mi casa con el fin de brindarme cuidados y con la venia de mi familia? – se acercaba hasta el cuerpo de Bright.
Ambos se miraron un momento, la mente de Bright batallaba contra su cuerpo y su corazón ¿Cómo era posible que este joven le provocara tantas cosas?
- Usted sabe perfectamente de lo que hablo... por favor, no es el lugar – dijo acariciando su mejilla muy tiernamente.
- No, no sé de lo que habla, ilústreme – desafió.
Bright tomó aire y se mordió el labio, quería hacerlo, todo en él gritaba que debía hacerlo, pero su crianza, su familia, la sociedad, las leyes pesaban demasiado ¿Y si él imaginaba eso y Metawin no le correspondía?
- Es mejor que se duerma para yo regresar a mi cama – dijo finalmente.
Eso no fue aceptado por el joven, quien se aferró a su cuerpo firmemente provocando miles de reacciones en ambos.
- No, por favor quédese, no se aleje de mi lado, aunque no debamos, aunque no sea correcto... yo – fue interrumpido.
Los brazos de Bright lo rodearon atrayéndolo sobre sí, quedaron tan cerca que uno podía sentir la respiración del otro, fue un momento de tensión que, sin duda alguna, sorprendió al joven. Luego de unos segundos se relajó. Bright esperaba que después de eso, el joven saliera de sus brazos, se alejara y lo rechazara, pero no fue así. esa fue la señal que estaba esperando.
- Usted sabe que es dueño de mis afectos – dijo mientras el joven yacía tumbado completamente sobre su cuerpo y con su cabeza sobre su pecho- jamás podría alejarlo, aunque quisiera, aunque me obligaran, ya no puedo.
La cabeza del joven se levantó y cruzaron miradas, ambos se observaron intensamente hasta que el joven se apoyó en la cama y subió sobre el cuerpo del otro hasta poder esconder su rostro en la curvatura de su cuello.
Bright no podía creer lo que estaba ocurriendo, su cuerpo estaba teniendo reacciones que nunca antes había tenido por nadie, ninguna joven dama le había hecho sentir de esa manera. Llevó sus manos hasta la cintura del joven y apretó su agarre. Necesitaba contenerse o perdería la cabeza en ese instante.
- Por favor, no juegue conmigo, mis afectos por usted son demasiados y yo no sé si son correspondidos o no – contuvo la respiración.
El rostro del joven seguía hundido en su cuello, el cual quemaba, ardía y enviaba una corriente por su pecho llegando hasta lugares insospechados por él.
- No juego con usted, pero esto que siento, no sé cómo describirlo, lo que sí le puedo asegurar... es que mis afectos por usted me confunden a tal punto de no querer dejarlo ir, de no soportar estar separado de usted ni un solo momento, ni un solo día. Es como si estuviera hechizado ¿Es eso correcto para usted? ¿Me puedo permitir sentir esto? – los ojos de Bright se humedecieron, no podía dar crédito a lo que el joven le estaba confesando y sintió su corazón latir tan fuerte que creyó morir en ese momento.
- No sabe lo feliz que me hace escucharlo, porque yo tampoco deseo que usted se aleje de mi lado, permítame permanecer mucho tiempo junto a usted para que pueda ver que lo que digo es cierto.
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Cuestión de orgullo
Historical FictionBright Chiva-aree es un joven aristócrata, soltero, dueño de grandes extensiones de dinero. Con una educación privilegiada y prometido de una joven de su misma clase social, la cual es aprobada por sus padres. Un joven de clase media, que vive encer...