Capítulo 28

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La fábrica ya estaba lista para comenzar a operar, los trabajadores fueron convocados y bajo la supervisión del jefe Max comenzaron a trabajar.

Se les dijo cuáles eran las condiciones antes de comenzar, en una reunión general. El señor Chiva-aree se presentó como el dueño y dijo algunas palabras de bienvenida.

La mañana era fresca y húmeda, la cercanía a la playa de South Shield producía ese clima, agradable para el joven Metawin, amante de la costa.

Una de las cosas en las que el señor Chiva-aree se fijó a la hora de buscar la instalación.

Y el señor New no se equivocó, toda la infraestructura quedó muy segura y amplia para acoger a todos los trabajadores.

Jarrow quedaba cerca de un pueblito y la voz se corrió rápido, necesitaban gente para operar y muchos acudieron al llamado en busca de una mejora en sus deplorables y sencillas vidas. La esperanza a flor de piel.

Hombre, mujeres y niños se acercaron, el jefe Max los agrupó y seleccionó según las divisiones que se requiriesen.

El algodón llegaba y había que procesarlo, separarlo, lavarlo, hilarlo y teñirlo. Las telas eran trabajadas y separadas por categorías, los hombres fueron destinados para el trabajo más duro, la carga. En cambio, los niños, fueron llevados a trabajar junto a las mujeres, no se les permitía el trabajo duro.

De pie, frente a los centenares de trabajadores, el señor Chiva-aree, vestido de impecable traje a la medida procedía a dar su discurso:

Bienvenidos a todos ustedes, hoy quiero decirles que las extenuantes horas sin descanso no serán necesarias en esta empresa, ustedes serán trabajadores con ciertos derechos como descansos, raciones mejores de alimentos y deberán educarse. Por ello, el señor Metawin Opas, preparó documentos que les irá leyendo uno a uno con sus derechos y de esa manera sabrán qué deben hacer. Si tienen dudas, el jefe Max estará atento.

Les recuerdo que son personas, que su trabajo es importante y que, como proletarios van a ser tratados con dignidad, educados y alimentados.

Hoy, en esta industria nace una nueva etapa, una en donde las personas mejorarán sus condiciones laborales y es por eso que la prioridad serán los niños, ellos son el futuro, y será obligatorio que aprendan a leer y escribir, tendrán atención médica de ser necesaria.

Espero y confío que trabajen bien y seguros.

Les presento al señor Metawin Opas, estará a cargo de sus condiciones laborales y las dudas a su jefe directo, el señor Max.

Todos aplaudieron incrédulos ante sus palabras ¿Qué era eso de comer más y aprender a leer? Ellos jamás habían tenido eso, sus vidas eran destinadas a las más de 16 horas de trabajo para llevar pan a sus bocas. La educación si bien era proporcionada, era mejor no recibirla, y de esa manera, toda la familia trabajaba más.

El jefe Max, quien llevaba más de veinte años trabajando para la familia Chiva-aree estaba impactado con las noticias, ningún joven aristócrata se había aventurado a tal osadía, pensaba que de seguro los inversores se iban a enterar e iban a desistir. Lo que no sabía es que, la idea les pareció excelente cuando vieron en la empresa de los señores Chiva-aree cómo crecían las cifras con esas mejoras.

Metawin avanzó tímido, se situó delante de los cientos de trabajadores y dio la bienvenida.

Bienvenidos sean todos ustedes, espero en Dios que puedan trabajar seguros, aquí no queremos que sufran malas condiciones laborales, vuestros hijos recibirán educación y las mujeres no realizarán trabajos de fuerza. En caso de necesitar asistencia médica, el señor Max estará atento.

Cuestión de orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora