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Tantos pensamientos volvieron a su mente, recuerdos de ellos acurrucados en el sofá de la oficina, sus conversaciones, lecturas de poesías, demasiadas cosas que en un abrir y cerrar de ojos se esfumaron y lo hicieron volver a tierra. La mirada de Metawin lo dijo todo y el señor Chiva-aree lo supo.
- Joven Metawin quédese por favor, padre ¿pueden dejarnos solos por favor? – Bright se veía molesto y triste.
- Pero, acabamos de llegar y tenemos tanto de qué hablar – en ese momento el joven se iba a retirar cuando el grito de Bright se hizo sentir en toda la habitación.
- He dicho que nos dejen por favor, pronto hablaremos nosotros – y sus padres, extrañados salieron.
En ese momento el señor Chiva-aree se puso de pie, el joven rápidamente avanzó hasta él, sabía que aún estaba débil y esa tos no se iba.
Preocupado llegó y lo tomó de los hombros para recostarlo nuevamente.
- ¿Qué cree que hace? Usted debe descansar, por nada debe hacer esfuerzo – dijo tapándolo y alcanzándole el vaso con agua que había traído.
- Il mio luce, me haría el favor de cerrar bien la puerta, debo decirle algo y no quiero que nadie escuche – dijo tomándolo de las manos.
El joven se asomó antes al pasillo para ver que no había nadie y cerró la puerta suavemente y regresó al lado de Bright, sentándose en la cama.
- La luz de mi vida no debe preocuparse, ya le había hablado de este asunto y lo voy a resolver, no pienso casarme con una desconocida, no podría – dijo Bright en medio de la tos.
- Me preocupa usted, su salud, por eso es mi tristeza, sepa que nada más me perturba – dijo tomándole las manos y acariciándole los nudillos.
El señor Chiva-aree se sentó y acercó su cuerpo hasta el joven, lo abrazó y acarició la nuca, besó el dorso de sus manos y lo miró con ternura.
- Antes de conocerlo podría haber aceptado este arreglo, por mis padres, pero después de conocer a il mio luce no puedo, jamás podría tener a mi lado a alguien que no amo, no cuando ya entregué mi corazón y mi alma. Dígame que confía en mí, que me cree cuando digo que no lo haré y que voy a deshacer este compromiso, para mí usted es todo y nadie me importa más en este momento. Deme la fuerza que necesito.
Tras esas palabras el joven sonrió, acarició el rostro del señor Chiva-aree y asintió con la cabeza.
- Desde luego que confío en Il mio Paradiso, creo en sus palabras, pero ahora más que nada me preocupa su condición de salud, déjeme quedarme un momento, cuando el médico lo vea yo me iré – solicitó.
- Claro que sí, quédese el tiempo que usted quiera, si es posible, toda la vida – dijo.
En el salón, el padre de Bright conversaba con su esposa, ofuscado ante la abrupta salida de la habitación de su hijo.
- Papá deja que él decida, es su vida, hablen con calma lo del compromiso, ya es adulto- dijo Love intentando defender a su hermano.
- No te metas en este asunto Love, eso ya está decidido desde hace años – dijo tajantemente.
En ese momento la puerta fue golpeada, el mayordomo fue a abrir dejando pasar al médico.
- Buenas tardes – dijo entrando a la mansión Chiva-aree – vengo a ver al joven Chiva-aree.
- Buenas tardes – lo atendió la madre – pase por favor, adelante. Díganos cómo está mi hijo, nosotros venimos llegando y no hemos sido informados aún.
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Cuestión de orgullo
Ficção HistóricaBright Chiva-aree es un joven aristócrata, soltero, dueño de grandes extensiones de dinero. Con una educación privilegiada y prometido de una joven de su misma clase social, la cual es aprobada por sus padres. Un joven de clase media, que vive encer...