Capítulo 24

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La localidad de Jarrow les pareció mejor lugar luego de haber visitado Hebburn y Wallsend, todas cerca del río Tyne. Si bien, era la localidad más alejada de Newcastle Upon y a la vez, distante de sus padres, era más cerca de la playa de South Shield, eso fue lo que les dijo el señor New. Y la idea de estar alejados de todos y cerca de la playa les pareció una gran idea.

Los ojos del señor Chiva-aree no dejaban de admirar al joven Metawin, quien visitaba y espiaba como un niño. El corazón de ambos latía veloz ante la idea de trabajar juntos.

La fábrica estaba situada en un lugar que abarcaba una vasta extensión de terreno. Contaba con áreas verdes alrededor de ella. Incluía algo de mobiliario como mesones y despensas.

Lo que planeaba el señor Chiva-aree era extenderse en el área del algodón y telas, para más tarde continuar con el área minera.

El señor New los llevó a dar un paseo por la propiedad y cuando el señor Chiva-aree vio los ojos abiertos de par en par y el rostro iluminado del joven, le solicitó al señor New un momento a solas, el cual les fue concedido.

- ¿Qué le parece la propiedad il mio luce? ¿Es de su agrado?

- ¡Es enorme y hermosa! Y los jardines son... ¿usted los ha visto?

- Me basta con ver su expresión para ver que son de todo su gusto ¿Le parece entonces esta propiedad adecuada para que comencemos?

- ¿Me pregunta usted a mí? Pero... es usted quien debe decidir, lo que usted escoja estará bien para mi – dijo jugando con los dedos, inquieto.

- Mi amor, mi vida, este es nuestro comienzo, nuestro lugar de trabajo, dígame su opinión que me tiene en ascuas... para mí no hay otra opinión más valiosa que la vuestra – tomó las manos del joven entre las suyas, de pie frente a frente.

- ¿Qué hace? No estamos solos – observó a su alrededor para ver que nadie los observaba.

- Estamos solos, no se preocupe. Jamás haría algo para ponerle en entredicho o bajo el escrutinio de alguien malicioso – besó el dorso de sus manos – y ahora dígame su opinión.

- Es enorme – dijo suspirando – los techos abovedados son hermosos y los alrededores... me encanta. Poder trabajar juntos, con gente alrededor y viendo esta maravillosa vista del jardín... me parece que es el lugar, si a usted también le parece.

- Me parece, lo que usted quiera y decida está bien para mí.

Llamaron al señor New para darle la respuesta. Éste se marchó primero dejándolos la tarde en la propiedad.

El señor Chiva-aree llevó al joven a recorrer la propiedad y conocer los alrededores.

La fábrica construida en ladrillos, poseía grandes ventanales que mostraban la propiedad en toda su majestuosidad. El techo era abovedado, grandes escaleras que los conducían a unas oficinas. El interior no era muy llamativo, no tanto como el resto de la propiedad.

Lo que le llamó la atención al joven era un segundo edificio, más parecía una casa. Se aproximaron a verla.

El señor Chiva-aree había sido claro en sus instrucciones en cuanto a las propiedades a visitar, debían tener una casa, lo que no le fue comentado al joven.

- ¿Una casa? ¿Qué raro? – comentó el joven mirando por una ventana hacia el interior.

- No lo es, yo solicité que tuviera una.

- No le entiendo ¿Por qué desearía usted una casa tan pequeña si tiene una mansión?

- Porque ya es hora de hacer mi vida, es hora de comenzar a tomar mis propias decisiones y, si me quedaba en casa de mis padres, eso jamás iba a ocurrir. ¿Le parece si entramos?

Cuestión de orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora