"Amo la medianoche, y caer de nuevo por alguna historia de amor maravillosa que me erice la piel y que me haga feliz aunque sea un par de horas. Amo la idea del amor... Amo sentir que podría alcanzarlo. Incluso amo mentirme al respecto".
Abril 26, 2015. Domingo.
La fiesta sería en la playa. Lisa ya le había advertido en nueve mensajes que debía ser agradable, que debía tomar, y sobre todo que debía vestirse bien porque no quería pasar vergüenza por su culpa. ¿El problema? El concepto de Lisa de verse bien, y bonita, nunca había coincidido del todo con el suyo.
Después de mucho pensar decidió que no se bañaría en el mar. Sin embargo, muy precavida su amiga le había mandado una lista en uno de sus muchos mensajes de cosas fundamentales para esa fiesta:
Vestido de baño ×
Vestido de playa ✓
Zapatos bonitos ✓
Maquillaje × (¿Para la playa hay que maquillarse?)
Buen peinado ✓Tres correctas de cinco no sonaban tan mal, así que se podría decir que iba medianamente presentable. Aunque Lisa la miraba con los ojos entrecerrados desde que la vió llegar, por lo que seguramente su amiga no estaba de acuerdo con su atuendo, o con ella, o con toda ella en esa fiesta.
Pero por hoy vale madres lo que piensen, Agatha. Recuerda, casi veintiséis.
Supongamos por un momento que esto fue buena idea, que claramente no lo fue, en un caso muy de libros, las cosas irían muy bien y este sería el lugar para conocer al príncipe de esta historia.
Pero tienes una suerte muy mierda. O un destino de sufrida del cuento.
Aunque la mirada de Lisa le decía todo menos bonito, seguía con toda la batería de positivismo al 100%, porque se supone que ese era un buen móvil para las cosas buenas, todo muy a su nuevo estilo de gurús de la autoayuda.
Se había tropezado y casi cae cuando se bajó del bus, y el pelo se le había enredado en la sencilla cadena que se puso esa mañana, pero de todas formas esto es vivir, y este es el primer paso. No dejarse vencer de la torpeza a la primera.
Pareces drogada con tanto positivismo.
Casi fue un reto lograr subir sin caerse de cabeza en la lancha que las llevaría al lugar de la fiesta, Lisa seguía hablando sin parar, y aunque no la escuchaba del todo, sabía que solo repetía lo mismo, una y otra y otra vez.
—No me avergüences. Si te invitan a bailar, bailas. Si te invitan a tomar, tomas. No me hagas arrepentirme de esto Agatha, que tengo una buena reputación y con tus torpezas y rarezas puedes ponerla entre dicho.
—¿Si me invitan a follar?¿Lo hago? —su voz sonaba tranquila, pero ya se sentía demasiado exasperada. Se supone que las amigas te animan, y no son ese tipo de pasivas/agresivas que te hacen sentir peor—. ¿No crees que estás exagerando?¿Qué tanto te puede afectar que tu amiga sea la rara de la fiesta?
Lisa nunca ha sido de esas amigas que brindan apoyo, y tampoco es como que le contaría su plan, o su nula experiencia en besos, y en todo lo demás, no podía confiar lo suficiente, menos cuando se comporta y la trata de esa forma.
—Pues si, lo haces. Mientras no me hagas quedar en ridículo, estamos bien.
Cómo si no tuvieras el poder de ridiculizarte solita.
Lisa se creía muy genial, pero la verdad es que tenía sus cositas de las cuales avergonzarse sola, y después de un par de tragos, empeoró.
Un rato después de estar en la fiesta ya Lisa hacia su propio espectáculo, mientras bailaba creyéndose sexy, pero la realidad es que se veía torpe y forzada, ya hablaba atropellado y sus supuestas mejores amigas parecían burlarse de ella.
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Buscando Un Beso [TERMINADA]
Teen Fiction¿Qué es más vergonzoso que no haber besado a nadie a los veinticinco? Obviamente no haber besado a nadie a los veintiseis. Quizá el problema de Agatha no es tan serio, no es una enfermedad mortal, ni una mínimamente, solo resulta ser un asunto verg...