Capitulo Veinticinco

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Solo habían pasado veinticinco minutos y sentía que ya había sudado demasiado, no solo por el esfuerzo físico, sino por la vergüenza de equivocarse una y otra vez, ¿En qué estabas pensando cuando elegiste bailar salsa como meta?

Dom estaba siendo muy amable y paciente, repitiendo los pasos y aguantando su mala coordinación. Para cuándo llegó la hora del almuerzo, estaba más que agotada, pero había logrado hacer tres pasos sin equivocarse, y eso era casi como ganar un novel en esos momentos.

—Gracias, por cierto, ¿Cuánto cobra tu hermano por la clase? —Mario se había auto invitado a almorzar, y ahora estaban comiendo pasta.

—Es una obra de caridad. Definitivamente la necesitas.

Al contrario de estar ofendida, rió suavemente, sabía que Mario estaba de verdad comprometido en ayudarla a dar su primer beso, un par de días atrás le había enviado fotos de chicos para tener citas a ciegas.

»¿A qué está guapo mi hermano? Podemos contratarlo para un beso y ya.

—Claro que no —rie divertida—. No contratare a tu hermano.

—Estuve pensando, y aunque va en contra de mi moral, mi buen juicio y mis gustos, podría besarte, el problema es que eso no nos garantiza que dejaras de ser una solterona un poco patética.

—¿Me estás llamando patética?

—Absolutamente sí.

—Bueno, es cierto. Me encantas Mario, eres la primera persona que es así de franca y sincera, y que me entiende enserio. ¿Quieres ser mi novio? Tengo un trabajo estable y está casa.

—Ja! Solo me lo preguntas porque sabes que la respuesta será no.

—Puede ser.

—¿Qué tal Pablo?

—¿Qué con Pablo? —lo mira con el ceño fruncido.

—Pedirle un beso.

—Obvio no.

—¿Por qué no?

—Porque seguro dirá que si, por pena o lastima o lo que sea. Y lo que menos quiero es eso. Adoro a Pablo, y no quiero traer tonterías incómodas a nuestra amistad. ¿Sabes por qué nos hicimos amigos?

—Ilustrame, dramática.

—Porque Pablo desde niño, muy tierno él, se le ocurrió la idea de ser mi amigo porque sabía que yo era triste y patética. Me preparo un pastel de cumpleaños y se hizo mi amigo después de saber que yo era la chica a la que su hermano le hacía bullying, y aunque nuestra buena amistad siguió, no quiero agregar el estrés de si hace las cosas por mi por lastima, ¿Me entiendes?

—No, sabes que Pablo te aprecia.

—Lo sé, pero a lo largo de los años ha hecho muchas cosas por mi, no quiero ser una carga, así como tú dices hacer caridad conmigo, no quiero eso de parte de Pablo.

—¿Te gusta?

—¿Qué...? No. ¿Por qué preguntas eso?

—Ese día en la discoteca, bailaron muy juntitos y lo miraste así como enamorada.

—Claro que no... Para nada.

Él la miro con los ojos entrecerrados y ella le sostuvo la mirada unos segundos antes de desviarla a la mesa y asentir.

»Puede que sí, un poco.

—Oh Sí. Lo sabía. ¿Por qué no lo invitas a salir?

—Claro que no, es una tontería pasajera e ilusa.

Buscando Un Beso [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora