Capítulo Veintiuno

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"Un día escuché a mi hermanas hablar sobre como tratar con mis kilos de más, y algo en mí se rompió. Siempre he pensado que la casa debe ser el lugar seguro, que te resguarde las criticas y te proteja del dolor. Porque debe serlo... 

Ya en la escuela me habían tirado el cabello y me habían llamado "Gata gorda" y "Balón de goma"... Me habían tirado el cabello, empujado al piso, y golpeado en el salón. Esas cosas ni siquiera las sentí tanto, no hicieron tanto eco como escuchar en casa a alguien opinar similar. 

Y es verdad que eres gorda, y no quieres reconocerlo, o que evitas mirarte al espejo, o quieres que la bascula te mienta. Convives todo el tiempo con ese sentimiento que te esta quemando y ardiendo. Luego esta esa sensación de hambre permanente, que parece que te hace agonizar... 

Luego te enteras que ese hambre es ansiedad, que en vez de lidiar con tus problemas prefieres comer que enfrentarlos. Que el tiempo pasa y tus días se hacen más grises, y que creces, pero no maduras. Que despiertas y duermes queriendo gritar... Que a veces quieres hablar con alguien, que quieres que sepan como te sientes. Que en parte no valoras lo que tienes, que en otra gran parte puede que seas egoísta... Que nunca te has querido, y que se siente como que nunca te querrás. Y de paso, que nadie te querrá.

Es una guerra. Se vive en una guerra loca, constante y con heridas diarias. 

Luego te autocompadeces, y comienzas a escribir de nuevo, una estupidez en una tarde en el bus, una de esas tonterías que luego te avergonzaras de leer, un "Buscando Un Beso" que te ata un poco a la realidad, que es un paso al esfuerzo, que te recuerda que aún puedes hacer algo por cambiar... Y te recuerdas, que en el fondo no buscas un beso, buscas vivir y tener esperanzas de nuevo. 

Julio 11 de 2015, Sábado. 

Aún ni siquiera tenia claro como reaccionar, su cuerpo se había dirigido por si solo a la mesa de bocadillos, y tomo una rebanada de pizza que engullo sintiéndose miserable... Sintiendo que la comida volvía a ser su escape, como hace unos años, como cuando descubrió lo grave de la ansiedad. 

Su mente había comenzado a gritarle razones, y a pensar en comparaciones, en como chicos como Andres y Pablo, preferirían salir con chicas así de guapas y no con alguien que no se valora... Y luego el asunto de "el físico no importa". Pero si no has mas de tres citas en los últimos diez años a pesar de pasar por varios círculos a lo largo del tiempo, algo ha de influir. 

El teléfono vibro entre sus manos con una notificación de alarma, escrito había un mensaje en el calendario:

"#BuscandoUnBeso, 

Agatha del futuro, soy yo, la Agatha del pasado. Necesito recordarte que puedes, que no te dejaras vencer de esto. Yo te quiero. 

Repite: ¡Si me quiero!, ¡Si puede!. 

PD: Sé que te sentiras ridicula con esto... Pero en un mes cuando llegue tu cumpleaños no puedes seguir igual... No dejes que esto nos tumbe"

Claro que eso la hacía sentir extra ridícula, y ademas ¿Cuando lo escribió? 

Se quedo distraída en sus pensamientos, hasta que al final la decision mas sensata y sabia que se le ocurrió fue buscar a Pablo para pedirle que le consiguiera transporte de vuelta con la primera persona que pudiera llevarla a la ciudad. 

Al girar para dirigirse al lugar su cuerpo impacto con alguien. 

—¿Agatha? —Andres la miró con una sonrisa nerviosa—. Pensé que no vendrías —le dio dos rápidos besos en las mejillas. 

Buscando Un Beso [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora