—Yo caminaré entre las piedras... Hasta sentir el temblor —su voz sonaba atropellada, y estaba tropezando con sus propios pies mientras caminaba en medio de la calle, a su lado, un Pablo también ebrio la seguía intentando que no se cayera—. En mis piernas... A veces tengo temor, lo sé... A veces, vergüenza, oh-oh
Por alguna loca razón cuando pase el temblor se puso en play en su cabeza, aunque ya esa noche no podía ser más loca.
>>¡Canta Pablo!
—Estoy sentado en un cráter desierto —Pablo no cantó realmente, solo dijo la frase.
—Yo escucho todos tus chistes —ella se quedo parada y le dio un manotazo en el brazo—. Y tú no cantas conmigo para complacerme.
—Sigo aguardando el temblor, en mi cuerpo. Nadie me vio partir, lo sé —la voz de Pablo tambien sonó atropellada, y ambos se quedaron de pie en mitad de la calle, el parecia muy concentrado, quizá en recordar la letra—. Nadie me espera.
—Hay una grieta, en mi corazón... Un planeta con desilusión —ambos cantaron a coro y comenzaron a reír antes de retomar el camino.
El sonido de un claxon los hizo moverse rápido intentando subir a la acera, pero en el intento Pablo tropezó con sus propios pies cayendo de cara.
—¡Mierdaaa! —Agatha rió incontrolable mirándolo desde arriba en sus intentos fallidos de levantarse.
—Ayúdame, deja de burlarte, malaaaa —Pablo hizo un puchero mirándola con los ojos entrecerrados.
—Vamos princeso —le ofrece las dos manos para ayudarlo, aunque en el intento casi cae ella también—. El temblor te tumbo —ambos volvieron a reír.
Para cuando casi amanecía ambos estaban aún mas ebrios en la sala de su casa, con dos botellas vacías y muchas bolsas de frituras también, habían terminado en una noche de karaoke. Ahora era el turno de Pablo.
—Ya te pusiste en modo cursi —ella lo miraba desde el sofá, ya sus ojos se sentían pesados.
—Si tú supieras... Cómo te ansía cada espacio de mi cuerpo, cómo palpitan tus recuerdos en el alma, cuando se queda tu presencia aquí en pecho —Pablo estaba cantando usando el palo de la escoba de micrófono—. Ven, entrégame tu amor... Para calmar este dolor de no tenerte. Para borrar con tus caricias mis lamentos, para sembrar mil rosas nuevas en tu vientre.
—Si que estas despechado Pablo Fernandez.
—Ven... Entrégame tu amor. Que está mi vida en cada beso para darte y que se pierda en el pasado este tormento. Que no me basta el mundo entero, para amarte... Eres una rompe inspiración ama —él se dejo caer en el sofá junto a ella refunfuñando.
—Bah... No entres en modo drama. Ve a tu casa a dormir.
—No señora, me trajiste hasta aquí, es tu responsabilidad hacerte cargo y cuidarme hasta el final —los ojos de ella comenzaban a cerrarse, y lo que menos tenia es energía para discutir.
—Solo quieres quedarte en mi casa, aprovechado —cuando lo miro ya el tenía los ojos tambien prácticamente cerrados.
—¿Pablo...?
—¿Mmm?
—Me gustas —eso fue un susurro, o no. Puede que fuera un sueño... O no.
***_***_***
La resaca estaba siendo realmente el menor de sus problemas, un muy amable Pablo estaba en su cocina preparando lo que seria aparentemente el almuerzo, y ella estaba destruida frente a la mesita con un gran desayuno preparado por él mientras intentaba coordinar sus ideas.
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Buscando Un Beso [TERMINADA]
Teen Fiction¿Qué es más vergonzoso que no haber besado a nadie a los veinticinco? Obviamente no haber besado a nadie a los veintiseis. Quizá el problema de Agatha no es tan serio, no es una enfermedad mortal, ni una mínimamente, solo resulta ser un asunto verg...