Capítulo Ocho

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Mayo 25, 2015. Lunes

Lamentablemente, o afortunadamente. Su vida podía ser una genial montaña rusa de emociones. Que esas emociones fueran tristes o felices es algo a discutir después. Pero justo ese fin de semana, después de restregarse en el lodo como cerdo en su tristeza del viernes; había tenido un sábado y domingo imaginativo.

Su cabeza ya había desarrollado un montón de escenarios interesantes, algo cursis, y otros un poco calientes, con su vecino el tendero. Dejando de lado su culpa de ser un par de añitos mayor que él, había llegado a la conclusión que sería una excelente pareja. Siendo aspiracionistas.

Ja. Soñando con Bad Boys con motos y chaquetas de cuero, misteriosos y millonarios, teniendo a un tendero con sonrisa de diez solo a un par de pasos.

Vida, vida, vida. Loca y absurda vida.

Incluso ese lunes se había despertado de buen humor

Había estado sonriendo desde la mañana, había pasado el día de trabajo de buen ánimo, y su playlists «Rolitas Red», considerado como su lista de reproducción feliz había sonado desde que se dió su ducha matutina, había cantado a todo pulmón cada canción, emocionada y desafinando.

Ni siquiera estuvo segura como en ese tiempo, en esos casi tres días su vida se pudo teñir de ilusiones, y una parte tan fantasiosa de ella ya había podido llenarse de posibilidades respecto a Pablo. Pero es que ese ser que había tiendo a un par de pasos siempre era de lo más real en su vida, es inexplicable como no pudo verlo antes... O quizá ahora está demasiado desesperada y justo por ello tan ilusionada. Sea lo que sea, esa emoción con la que estaba cantando "cuando me enamoro" era una explosión de colores y corazones.

Cuando me enamoro
A veces desespero
Cuando me enamoro.

Cuando menos me lo espero, me enamoro
Se detiene el tiempo
Me viene el alma al cuerpo...

Sonrío...
Cuando me enamoro
Uh-uh-uh

Pero los corazones dejaron de brillar, y esa sonrisa se congeló cuando bajó del bus y cruzó la calle.

Allí bajo lo que quedaba del sol de la tarde estaba Pablo, sonriendo, cómo siempre suele sonreír. Y ahí frente a él estaba el objeto de su sonrisa. Guapa, delgada y sonriente también. De esas chicas que sabes que no tienen estrías, que carecen de acne, y que pueden hablar con chicos de forma fluida.

Adiós lunes feliz.

Cosas que te pasan por ilusa y tonta.

Cómo las cosas deben ser acabadas de raíz, y en pros de hacer la herida más profunda, con todo el instinto de persona dramática, sus pasos parecieron lentos bajo las últimas notas y la voz de Enrique Iglesias. Cómo en la mejor de las novelas, justo así.

Entró a la tienda con su habitual ceño fruncido.

—Buenas tardes —caminó a su único objeto de su interes. A ese que nunca la traiciona.

La Coca-Cola.

Tomo tres cocacolas grandes y cinco paquetes de frituras. Así por los próximos días no tendría que verle la cara a su nuevo amor fallido.

—Hola Ágatha —Pablo le dedicó su típica sonrisa—. ¿Día difícil?

Ja. Estúpido Pablo. Ridícula de mi.

Buscando Un Beso [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora