Capítulo Quince

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—Hey, ¿Y tú amiga?

La mañana de domingo estaba bastante nublada, y había tenido pesadillas. Agatha Terminó sentada desayunando pan y yogurt en la tienda, con un Pablo en pijamas y con lagañas.

—¿Cual?

—¿Tienes muchas amigas que yo conozca? La que vino ese día, tu intensa compañera de trabajo.

—No hablamos hace un par de semanas —le dio un gran mordisco al pan.

—Dame pan.

—No.

—Mala.

Rodó los ojos y siguió comiendo el pan mirando la calle. Llevaba casi quince años viviendo en ese lugar, aún podía recordar cuando llegó ahí, en aquel entonces su vida estaba hecha pedacitos, y lo único que tenia era a sus hermanas. Unas hermanas que a pesar de todo la cuidaron.

Por aquel entonces los dueños de la tienda eran unos extranjeros malhumorados, y fue un gran cambio cuando la familia de Pablo apareció, la calle silenciosa se volvió una locura los primeros días. Cuando se mudaron hicieron una gran fiesta y solían poner música fuerte en la tienda, además que trajeron su pequeño ejercito de niños que corrían y gritaban por la calle.

—¿En que piensas? —Pablo le quito el pan de la mano y lo mordió.

—En cuando te conocí —rió y él le saco el pan de un tirón—. Eras un niño intenso.

—Claro que no, era un amor. Súper lindo y amable.

—Dirás gritón, llorón y rarito.

—Claro que no, siempre he sido un amor maravilloso.

—Tú ego es maravilloso.

La verdad es que Pablo era un buen chico, no el más tranquilo, pero si muy inteligente y servicial.

—Todo yo soy maravilloso, lo sabes —él la miro haciendo una muequita—. Por otro lado, extraño un poco a la Agatha de esa época.

—¿A que te refieres?

—Pues... Eras una Agatha explosiva. Te la pasabas gritando, gruñendo o regañando.

—¿Y eso era bueno?

—Sí. Porque eras libre, podías expresarte. Si estabas enojada gritabas, si estabas triste llorabas aunque fuera en publico, si estabas feliz lo compartías con todos... Pero luego el silencio te embargo.

—¿Soy una mala versión ahora?

—No, claro que no. Pero eres una versión que puede mejorar, y con esto no estoy buscando ofenderte. Solo es un amable recordatorio de que sigues siendo esa Agatha que conocí, que todo lo bueno, maravilloso, triste y feliz sigue en ti y que tú tienes el poder de expresarlo. Que siendo una Agatha gritona, o una silenciosa, solo tienes que buscar para ser feliz.

—Amaneciste profundo y reflexivo hoy.

—Un poco.

Junio 29, 2015. Lunes.

Doris se había convertido en su nueva compañera de almuerzo, era agradable, y la escuchaba a pesar de que lo único que siempre le contaba era de libros, películas y música. Ella por el contrario le hablaba de las salidas con sus amigas, de sus dos novios, y de ropa. Estaba siendo hasta ahora una "amistad" amena y agradable.

El mes estaba por terminar, y se podría decir que su lista iba viento en popa, estaba siendo menos dispersa, le había bajado a la compulsiva lectura de romance, se había llevado a si misma a cine, a comer, y en pros de "quererse" un poquito más, había comenzado a hacer ejercicio y ya no estaba comiendo tanto pollo frito, incluso se había regalado sesiones de amor propio placenteras. Pero claro, todos los avances no se reflejaran tan rápido, este debe ser ahora el camino de la paciencia.

Pero al camino de la paciencia, y de ese beso, le salió un nuevo item, entre el ocho y el nueve:

8-9: Ser mas interesante y agradable.

No solo basta con existir, necesitas un poco de sonrisitas, buena conversación, adulaciones, y mucha cuota de buen material social para lograr hacer amigos, o conseguir un jodido beso.

—Entonces, ¿Vamos?

—¿Perdona?

Doris la miro con los ojos entrecerrados, como si estuviera reclamandole en silencio por no ponerle atención:

—Que si vamos de compras al salir de aquí. Tengo una cita y debo lucir guapisima.

—Yo también tengo una cita... —socializar.

—¿Con quien? Cuéntamelo todo. Necesitamos lucir diosas entonces, así que definitivamente si me acompañaras a comprar.

Intentó contarle de Andrés de una forma emocionada, como cuando ella le contaba de sus cosas. Pero la verdad, y sin ánimos de ser demasiado exigentes en la vida, aunque el chico le agradaba mucho, no lograba despertar en ella ese interés lleno de ilusión que sus amores unilaterales normalmente le hacían sentir. Pero tal vez es cosa de verlo en esta nueva cita y conocerlo más. Porque esta no es la típica cosa de enamorarse de un extraño en un bus.

Al salir del trabajo, Doris dejó en claro que en ese pueblo muerto no conseguirían nada, que lo mejor era viajar hora y media en autobús hasta la metrópoli para ir a los mejores centros comerciales. No se puede negar que se sintió aterrorizada de pensar que el dinero no le alcanzaría.

¿Qué ropa cara conseguirían en esos mejores centros comerciales...? Joder...

Que conflicto y que vergonzoso quedar sin dinero en la caja de la tienda.

Sus miedos se habían tranquilizado, Doris era graciosa y la hacía reír de montones de tonterías, habían recorrido un par de tiendas bastante económicas y paseado por las costosas, incluso en un ataque de valentía se compro lencería sexy. Cosa que no debería ser un ataque de valentía cuando sobrepasas los veinticinco. 

—Esa blusa te queda perfecta. Maravillosa —Doris la estaba mirando detenidamente mientras ella se sentía un poco cohibida con el escote de la blusa, que si bien los jeans disimulaban su panza de ermitaña, la blusa casi quería exponer sus tetas. Senos suena demasiado elegante para referirse a ese escote. 

>>Solo un buen peinado y maquillaje, y estarás lista. 

—No tengo maquillaje... No se maquillarme, ni me gusta hacerlo. 

—Bueno, sin maquillaje entonces. 

—Yo... —sus pensamientos corrieron a Pablo, y al que tenia razón, ella debía poner de su parte y comenzar a buscar por lo menos estar conforme con su vida, con sus ideas, pensamientos y gustos—. Me gustan los labiales. 

—¿No tienes en casa?¿Te gustaría que compremos algunos?

—Si —sonrió—. Me gustaría. 

Al llegar a casa era casi media noche, una parte de ella estaba en paz, una parte sentía que se había quitado una carga de encima, se sentía llena de esperanza, confiada en que podría conseguir sentirse por lo menos tranquila y en armonía con su misma. 

Después de su ducha se peino el cabello, uso su nuevo labial fresa sensual, se vistió con su recién adquirida sexy lencería, y aunque no se atrevió a mirar su reflejo, y huyo del espejo, se dedico un "estas guapa" a si misma. 

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Espero que les este gustando este loco camino de Agatha. 

Muchas gracias por leer hasta aquí. 

<3

Buscando Un Beso [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora