Yoshio Kageyama estaba perplejo ante la confesión del joven Shoyo Hinata.
"Y-yo... perdí a mi bebé"
Y la frase del joven omega se repetía sin parar en su mente.Sus lágrimas, las feromonas de tristeza que expulsaba y su semblante mostraba el sufrimiento por el que pasaba. No parecía mentir, y ahora que entendía que esa era una cruda y triste verdad, no podía dejar pasar ese hecho.
–¡Daichi Sawamura! –a leguas se notaba que el rey estaba enojado, tanto su semblante como sus feromonas eran prueba de ellos, y todos a su alrededor mantuvieron su cabeza gacha por el miedo.
Las feromonas de un alfa dominante como las del rey eran imponentes hasta el punto de hacer arrodillar a cualquiera.
–Su majestad –respondió Daichi, con la certeza de que pronto iba a ser castigado por su delito.
–A partir de este momento... ¡Deja de ser el comandante del honorable ejército del reino Karasuno... Y no volverá a poner ni un solo pie en este castillo!
Y todo quedan perplejos ante las palabras de Yoshio. Era algo que se esperaba, después de todo, el rey de Karasuno no podía ignorar las leyes que protegen a los omegas.
–Y agradece que este asunto no pasa a mayores, porque sino... estarías muerto.
Y era cierto, una agresión grave contra un omega tenía por consecuencia la pena de muerte absoluta y sin forma de ser disuelta. Yoshio solo quería ver a Daichi desaparecer de su vista, así que con su mano, indicó a unos guardias a su lado a llevarse al antes comandante.
Koshi no pudo moverse ni un solo centímetro, muy en el fondo sabía que eso era lo correcto y estaba agradecido con el rey por haber tenido piedad. Pero se trataba de su nieto, por lo que aún no comprende el por qué de su decisión, perfectamente pudo mandarlo a la guillotina.
–Bien, prosigamos –Yoshio volvió a sentarse en su trono.
Su semblante era de lo más sereno posible, aún nadie en ese gran salón podía creer la actual actitud del rey Yoshio, esperaban una reacción más... humana.
–Doctor Kei Tsukishima –el mencionado hace una reverencia ante el rey –. Tengo entendido que usted atendió al joven Hinata en la enfermería dispuesta a los caballeros en formación.
Tsukishima asintió y dijo: –Si, su majestad.
–Entonces usted sabe perfectamente cómo es el estado actual del cuerpo del joven, ¿cierto?
Nadie entendía lo que estaba pasando y mucho menos Shoyo, ¿qué le interesaba al rey de Karasuno su estado actual?
–Si, su majestad.
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Mi Amado Rey | KageHina
FanfictionEn el reino Karasuno, el rey Yoshio Kageyama busca desesperadamente el omega perfecto para su hijo, el cual, por ironías de la vida, es un alfa con poco interés hacia los omegas. Busca a un omega adinerado, hermoso, educado y completamente fértil pa...