En el reino Karasuno, el rey Yoshio Kageyama busca desesperadamente el omega perfecto para su hijo, el cual, por ironías de la vida, es un alfa con poco interés hacia los omegas.
Busca a un omega adinerado, hermoso, educado y completamente fértil pa...
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Al día siguiente, el joven Kageyama se encontraba arreglando su vestimenta en su habitación. Desde hace mucho no necesita la ayuda de nadie, heredó el buen gusto de su madre, por lo que el rey confiaba ciegamente en él a la hora de verse presentable.
Y Tobio estaba haciendo todo lo que estaba a su alcance con tal de levantar ese castigo.
Con todo ya listo, salió de su habitación con rapidez, caminó por los pasillos y bajó las escaleras de igual forma. Debía estar al lado de su padre en pocos minutos.
Lo había logrado.
Su padre, tan formal y elegante como siempre, esbozó una sonrisa e hizo una reverencia ante la familia Kozume. La madre se mostró encantada y el padre lo tomó con indiferencia al igual que su hijo.
Iba a ser una tarde larga.
...
Dos meses antes.
Como ya era costumbre, Tobio Nakahara -para Hinatay los demás-llegaba al campo abierto para entrenar otro díamás.
A Hinata le encanta jugar con él, no lo podía negar.
Cada vez que jugaban juntos eran imparables, confesiones de sus propios amigos de equipo y rivales.
Ahora, todos estaban descansando, tomaban agua y realizaban ejercicios con tal de no tener repercusiones en susmúsculos. Hinata y Koji se habían adentrado al bosque, ambos tenían que atender sus necesidades.
—¡Ey, Hinata! —escuchó la voz de su amigo y compañero de equipo, Koji Sekimukai, un joven de cabello negro, tez bronceada y ojos marrones. Ambos estaban de espalda mientras hacían pis. —¿No te parece que pasas mucho tiempo con Nakahara? —preguntó con una extraña voz coqueta.
Hinata no entendía la indirecta.
—Ya parecen pareja —dijo Koji directamente. Notó que Hinata no había entendido ya que este miraba al suelo, le daría un empujón.
—Ey, no pienses cosas raras —advirtió mientras agitaba su pequeño con tal de secarlo, subió sus pantalones eventualmente —. Solo somos amigos.
—Ni tú te lo crees —dijo el joven alfa mientras hacía lo mismo que Shoyo y eventualmente subíasus pantalones.
—Ay, cállate.
Hinata giró su cabeza hacia otro lado,sus mejillas ardían y su corazónaceleraba su palpitar más y más.
