Capítulo 9

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Sentía sus ojos pesados, su cabeza le dolía y su cuerpo estaba en reposo sobre alguna cama

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Sentía sus ojos pesados, su cabeza le dolía y su cuerpo estaba en reposo sobre alguna cama.

Quería relajarse otro rato, pero después recordó lo que le había sucedido.

Sugawara se incorpora en su lecho y mira de un lado a otro, encontrando a su izquierda a un lado de la puerta a Azumane Asahi, la mano derecha de su pareja, el comandante Daichi Sawamura.

-¡Asahi! -exclama -. ¿Dónde está Daichi? -pregunta desesperado, teme a que este cometa una locura.

Asahi balbucea, ve como el consejero real se levanta y camina hacia él -. Fue a ver al joven que lo golpeó, se veía muy enojado.

Sugawara temió lo peor en ese momento, no podía permitir que su pareja le hiciera algo a ese chico. Salió de su habitación como si fuera un rayo.

Corre como si su vida dependiera de ello.

...

-¡Joven Kageyama! Por favor, tranquilícese -las mucamas, detrás de la puerta del mencionado, rogaban con tal de que el joven no siguiera creando caos en su propia habitación. Un fuerte ruido sordo hizo que las tres mucamas se asusten y retrocedan de aquella puerta.

Desde hace un rato, un horrible dolor invadió el pecho de Kageyama, estaba desesperado y no podía tranquilizarse.

Quería ver a Hinata.

Quería verificar que estaba bien, que ese horrible presentimiento fuera una falsedad y que sus instintos de alfa estaban equivocados.

Sentía que Hinata estaba en peligro.

...

Koshi estaba entrando al área de los calabozos, logrando visualizar a Daichi.

-¡Daichi! -la voz de Sugawara impacta en los oídos del mencionado, sintiendo una gran emoción de verlo por fin despierto y aparentemente bien.

-¿Cómo esta-

-¿Dónde está el muchacho? -preguntó rápidamente Sugawara. Se escuchaba alterado y muy preocupado.

Le resultaba extraño a Daichi, pero el alfa se ofreció a guiarlo y el peli-gris lo siguió hasta que ambos llegaron a la celda dónde se encontraba Hinata.

Ambos detuvieron su andar al ver el estado del peli-naranja. La sangre mancha el concreto y el cuerpo del menor temblaba.

-No, no, no, no, no, ¡¡no!! -negaba Sugawara al ver el terrible estado del menor. Le quita las llaves de las celdas del calabozo a su pareja y busca entre ellas la llave correspondiente.

Mi Amado Rey | KageHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora