Había algo en la clase de Química que estimulaba todos los pensamientos de mi cabeza y hacía que se me disparasen a la vez.
Quizá fuera una mezcla entre lo aburrida que era la asignatura, el profesor monótono y la silla fría.
Me pregunté si habría una ecuación química para ello.
Esos tres factores combinados daban lugar a un cerebro medio derretido.
No, ese no era el término adecuado.
El cerebro no se me cansaba:
Se me llenaba de cosas y daba vueltas y vueltas, todo a la vez.
Un cerebro hiperactivo.
Un cerebro que me impedía concentrarme en las perezosas palabras que salían de la boca del señor Lee.
¿Serían sus palabras más lentas de lo normal?
Aquel día, entre todos los pensamientos normales y las palabras que ya no podía escribir en un cuaderno, tenía la canción que había aprendido a tocar con la guitarra el día anterior dándome vueltas en la cabeza.
Era una canción que me torturaba:
Me encantaba y la odiaba a la vez.
Me encantaba porque era genial; la clase de canción que me hacía querer escribir una igual de buena.
La odiaba porque era genial; la clase de canción que evidenciaba que yo nunca podría escribir una igual de buena.
Y seguía pensando en aquel concurso.
¿Cómo iba a ganarlo?
¿Cómo iba siquiera a participar?
Mi lápiz se cernió sobre mi hoja de papel, la única hoja que el señor Lee aceptaba.
Si pudiera escribir la canción, se me iría de la cabeza y así podría concentrarme en la clase.
Aquella hoja tenía que llegar a las manos del señor Lee en exactamente cuarenta y cinco minutos.
¿Cuarenta y cinco minutos?
Esa clase no se acababa nunca.
Pero, ¿de qué estaba hablando?
Hierro.
Algo sobre las propiedades del hierro.
Escribí la palabra «hierro» en la hoja.
Entonces, como si mi lápiz tuviera vida propia, se movió por la mesa de contrachapado y anotó las palabras que sonaban en mi cabeza:
Abre tus pétalos marchitos y deja que entre la luz.
Añadí un dibujo de un sol pequeñito cuyos rayos rozaban un poco el texto.
Después, solo quedaban cuarenta y tres minutos de clase.
[🥀]
Estaba escribiendo en mi cuaderno mientras caminaba por el pasillo, algo que todavía no dominaba a pesar de todas las veces que lo había hecho, cuando oí las risas.
Pensé que eran por mí, así que levanté la vista.
No lo eran.
Un chico rubio, quizá de primero, estaba en medio del pasillo con los libros bien apretados contra el pecho.
Sobre su cabeza había un bate de béisbol en precario equilibrio.
Kim Tae Hyung estaba detrás de él con las manos a los lados, como si acabara de soltar el bate.
![](https://img.wattpad.com/cover/303287991-288-k497662.jpg)
ESTÁS LEYENDO
✔ ✏ 𝓟𝓓. 𝙼𝚎 𝙶𝚞𝚜𝚝𝚊𝚜 「TK」
Random-: ✧ :-゜・. • • • -: ✧ :-゜・. Para distraerse en clase de Química, Jeon JungKook escribe en la mesa un fragmento de la letra de una de sus canciones favoritas. Al día siguiente, descubre que alguien escribió la continuación de la letra de la canción...