8. Señor Smith

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Noah había dormido abrazado al muñeco, no le importaba si estaba frío, le gustaba tener que abrazar durante la noche. Fijo su vista en el reloj a su lado, faltaban quince para las cinco, era temprano. Se había quedado dormido bastantes horas luego del almuerzo de ayer. Y ciertamente, no tenía ánimos para nada, estaba cansado mentalmente, eran muchas cosas que procesar. Casi llevaba un mes allí y había pasado de todo, llendo de mal a peor: cuidar de un muñeco que tiene dentro un espíritu, la falta de noticias por parte de los Heelshire, la mala recepcion telefonica, el posible acosador, la desaparición de sus juguetes, Brahms enojado con él por ignorarlo, su descenso hacia la locura, la llegada de Greta a la mansión, y la reciente discusión con su tía por su orientación sexual. Por las últimas semanas su vida había estado decayendo más de lo que ya estaba. Era cómo si todo el mundo estuviera en su contra. Ó, por lo menos así lo sentía, Noah.

Con pesadez se sentó en la cama, el sol aún no salía, así que básicamente su camino hasta el baño sería a ciegas, ya que si encendía la luz había probabilidad de despertar a Greta y que está viera su desnudez.

A paso sigiloso fue hasta el baño, teniendo como objetivo darse una larga y relajante ducha de una hora, o más.

Abrió la regadera, comenzando a llenarse la tina, Noah se fijo en su reflejo-Sin dudas me veo como una chica.

Una risa apaciguada salió de sus labios, ahora entendía mejor a los demás, con la broma esa que le hizo Greta de poner Nora en vez de Noah, sumado a eso su aspecto, sin dudas era como una chica que jugaba a ser un chico. En el lavamanos vio aquel puntiagudo y filoso objeto cortante, con decisión lo cogió, e hizo el primer corte, luego otro y muchos más seguidos de ese.

Lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas al darse cuenta de lo que había hecho. Ya no había vuelta atrás, era demasiado tarde como para retractarse de esa decisión.

Soltando el puntiagudo objeto, se metió a la tina, y colocándose un auricular en cada oreja, se sumergió en el agua acompañado del ukelele de BoyWhitUke y de su canción Two Moons.

[...]

Greta casi se caía al suelo al resbalar con el agua que había en el piso del baño, pudo haber muerto como muchos en las películas de terror. Con el peor de los humores bajo hasta la planta baja, dando zancadas llegó hasta en la cocina, en donde podía escuchar la melodiosa voz de Noah y sentir el aroma de café- ¡Noah! Te pregunté si habías secado el baño y tu dijiste que... Tu...-no pudo continuar por la sorpresa que se había llevado al verlo-T-Tu cabello... Noah..

- ¿Ah, esto? -señala su cabello-Me lo hice está mañana, estaba aburrido, y el otro día vi en una de tus revista este corte.

-El corte hongo coreano-concluyo. Todo rastro de confusión desapareció de su mirar, en su lugar una sonrisa apareció-Me encanta. Incluso diría que te vez más joven que antes con ese corte.

- ¿Vos decís? -pregunto sonriente.

Sirviendo el desayuno tanto a Greta como para él, se dispusieron a desayunar mientras continuaban con la charla.

-La verdad es que, te envidio-declaro, sorprendiendo al chico, quien casi se ahoga con su café al oírlo-Tan sólo tienes veinticinco años, pero pareces diez años más joven, tienes una figura increíble, no como otros que engordan o tienen mucha musculatura. Y ahora con sólo cortarte el cabello te pareces un más a un adolescente de quince, eso es increíble. Y tienes una buena carrera, aunque por ahora no la estés empleando, ya que sos un niñero.

-Jaja... Si.

Noah tenía la mirada baja, estaba avergonzado, nunca le pasaba que alguien le dijera que lo envidiara por su estilo de vida. Pero el en verdad, no disfrutaba mucho su vida, lo habían despedido por un error de su parte, estaba desempleado cuando Greta le llamo esa noche, esa era la razón principal por la que aceptó el trabajo.

¿Niñero? ᴮʳᵃʰᵐˢ ᴴᵉᵉˡˢʰⁱʳᵉ Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora