15. ¡No me dejes!

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De repente un golpe se le es proporcionado a Brahms tirandolo al suelo al instante, el pecoso sobresalta de la impresión, no tuvo ocasión de reaccionar, cuando fue tomado por Malcolm seguido de Greta, alejándose de allí, con desesperación, el pecoso por su parte apenas si podía procesar toda la información dada, todo había sucedido tan rápido. Tenía una mezcla de emociones en su interior, tristeza, felicidad, miedo, enojo, nervios, amor, todo tan confuso que le provocaba un dolor de cabeza. Sus piernas se movían de forma inconciente, su cuerpo se movía, pero el no controlaba esos movimientos, todo era más intento de supervivencia, mientras que su mente se hallaba llena de dudas.

Siguieron corriendo siendo seguidos por Brahms, quien siempre les llevaba la delantera llendo por sus pasadizos.

No podían llevárselo, no después de todo ese tiempo que llevaban compartiendo juntos, tanto tiempo aprendiendo el uno del otro. No era justo que se lo llevasen, no después de haberse visto por fin, fijamente a la ojos, como dos amantes que no se habían visto en años. Noah era suyo, y él era de Noah, no podían separarlos, no lo permitiría.

Encerrados en una puerta, colocando la comoda en la puerta para que costará abrirse, estaban aterrados, no sabían que hacer, y la línea no servía.

Brahms había llegado, él intentaba abrir la puerta, pero no podía. Su sobra por debajo de la puerta desapareció y casi al instante el crujir de las paredes regreso, Greta se apuró en cerrar la puerta del armario, una escena que hizo recordar a Noah la escena de Halloween, cuando intentaban cerrar la puerta y Michael Miyers estaba dentro del armario, una escena que tenía similitud con lo que ocurría en ese instante, un asesino los perseguía y lo más seguro que terminarían muertos como esa chica en la película. Noah, al estar más concentrado en sus recuerdos de la película de Halloween, no prestó atención a lo que ocurría a su alrededor, regresando nuevamente a la realidad cuando fue arrastrado por Malcolm y salían por la misma puerta por la que entraron. Dando vuelta al pasillo, escucho a sus espaldas la vos del niño, diciendo su nombre con claro enojo en su voz.

- ¡Noah!

Encerrandose en el cuarto de Brahms, cerraron la puerta con seguro, la única mujer encontró una salida, la entrada a uno de los pasadizos dentro del armario.

Estaba oscuro, la luz lunar apenas si alumbraba con unos pequeños rayos que penetraban las paredes, sintió miedo, pero aparento que no, quería verse valiente ante la situación tan aterradora, siguieron el camino hasta una habitación de la cual todos se sorprendieron, era similar a un pequeño departamento el cual era iluminado por lo que parecían ser luces navideñas blancas, las que parecían más bien como decoraciones y no como iluminación, tenía un lavado junto a un espejo, las paredes estaban tapizadas cartones de huevo haciendo que todo lo que sucediera en esa habitación no se escuchara nada afuera, había una cama un poco vieja, un refrigerador y un microondas, habían pequeñas mesas que tenían arriba libros y un pequeño lado de cartas, tenía todo lo necesario como para sobrevivir. Pero algo colgado en el centro de la habitación llamo la atención de los presentes, era una muñeca de trapo que vestía un vestido rojo y con una especie de peluca, está estaba llena de rasgaduras y tenía un cuchillo clavado en la cabeza, parecía ser usada como una especie de saco de box.

Greta soltó un grito aterrada al verlo, poco a poco Noah encontró las similitudes, ese saco era como una representación de Greta con la que ese hombre libraba su enojo-Es un enfermo, maniático-exclamo horrorizada.

-Se nota que él te odia-comento, restandole importancia-Imaginate si fuera lo contrario.

- ¡Noah! ¡Date cuenta que tu has estado viviendo con este loco por medio año! Te ah estado observado todo este tiempo, a todos nosotros-explico, en un intento de que el chico entrará en razón- ¡Es un demente!

-Mierda-murmuro perplejo, al ver bajo la cama una caja de la cual resaltaba unas cuecas que brillaban en la oscuridad, uno de sus juguetes-Mierda y más mierda.

La rubia ceniza mo tuvo oportunidad de preguntar la razón de la preocupación del castaño, ya que ambos fueron arrastrados fuera de la habitación, entrando a otro pasadizo que parecía ser una posible salida, la luz lunar les alumbran su camino mientras que avanzaban con rapidez por el pasadizo, que parecían hacerse cada vez más extreños. Tuvieron que dar marcha atrás, cuando la pared comenzó a romperse, y Brahms salía de ella, corrieron con más prisa, temiendo por sus vidas, defendiéndose al final del pasillo, encontrando una pequeña abertura que daba paso a la salida.

Rápidamente Greta y Noah corrieron hacia ella intentando abrirla, mientras Malcolm luchaba contra Brahms a sus espaldas, el enmascarado estaba sobre él, golpeandolo con aquella vara, hasta que lo dejo inconciente. Lograron abrir la rejilla, Greta salio, y extendió su mano para que Noah la tomará, el extendió su mano para tomar la de ella, cuando- ¿Noah? Vuelve-pidio, la voz de niño regresaba, y aquello hizo confundir todavía más al pecoso, ¿realmente quería escapar de allí? -Sere bueno, lo juro-su mano estaba bajando, cuando fue tomada por Greta, tirando de ella para que saliera-Noah. Regresa...-si voz sonó distorsionada, regresando de a poco a la voz de adulto- ¡Vuelve aquí! ¡No me dejes! -y fue cuando la rubia lo saco de allí, llevándolo lejos de allí- ¡Tienes que volver aqui! ¡Si te vas lo matare! ¡¡¡LO MATARÉ IGUAL QUE A LOS OTROS!!! -los gritos furiosos de Brahms se oían tan lejanos, demasiado lejanos. Y por alguna razón eso lo hizo sentir todavía más peor de como se sentía.

Noah detuvo su paso, deteniendo al de Greta en simultáneo, su vista estaba fija en el suelo, abrió los ojos todavía más al ver como unas gotas caían en el, con cuidado tocó su mejilla, estaba húmeda, estaba llorando a cántaros.

- ¿Porque lloras?

Y eso mismo se pregunto Noah en ese momento, ¿porque lloraba? Su cuerpo se movió por instinto hacia la mansión, y fue cndo se dio cuenta lo que en verdad pasaba con él. Se había encariñado con ese ser, lo quería, y no podía permitirse el abandonarlo de tal modo en aquel lugar, estaría sólo, sin compañía. Y ese dolor en su garganta hizo que las lágrimas brotatan con mas fuerza, y sus pies comenzaron a moverse en dirección a la mansion, como si tuvieran vida propia.

Greta se interpuso en su camino, viendo como su cara fijaba determinación, y en sus ojos amor, aquello la hizo enfurecer.

- ¡¿Acaso estás enamorado de ese monstruo?! ¡Él asesino a Cole y va a matar a Malcolm! ¡Me quiere matar a mi! -exclamo horrorizada, intentando convencerlo se no fuera allá- ¡Y sólo Dios sabe que es lo que piensa hacer contigo!

Noah no respondió, sus ojos sólo dieron a dar a la mansión, y de ellos comenzaron a brotar las lágrimas.

-Y-Yo... Quiero estar con él-confeso, con una débil sonrisa, dijando su vista de regreso a Greta, informó-Cuando la luz de una de las habitaciones de arriba este encendida, esa será tu señal para que entres y te lleves a Malcolm. Y no regreses, yo estaré bien.

Y sin más Noah camino de regreso a la mansion, siendo seguido por una considerable distancia por Greta, sus piernas temblaban tal gelatina, sentía miedo, y sus costuras se habían abierto a causa de tanto correr, me comenzaba a doler.

Al entrar, miro por los alrededores, sin hallar rastro de Brahms, sieneo así, camino rengo hasta el cuarto de baño del primer piso, ya dentro busco el botiquín de primeros auxilios, pero nada, no lo encontraba por ningún lado. El tocar de la puerta hizo que soltara un chillido, al voltear se topó con él, estaba parado junto a la puerta y en una de sus manos estaba el botiquín de primeros auxilios.

- ¿Brahmsy? -le llamo, se notaba el nerviosismo en su tono de voz-Ayudame-pidio antes de caer inconsciente al suelo.

¿Niñero? ᴮʳᵃʰᵐˢ ᴴᵉᵉˡˢʰⁱʳᵉ Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora