30. Día nevado

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Lo que se esperaba que fuera una mañana tranquila con los copos de nieve cayendo con suavidad sobre el suelo, dejando todo de un color blanco, pero lamentablemente este no era el caso, a las afueras de la mansión se desataba una feroz tormenta de nieve, por la cual las niñas no paraban de quejarse por no poder salir afuera a jugar, todos estaban abrigados, y menos mal que Noah había mandado arreglar la chimenea hace un par de meses, gracias a eso podían disfrutar del resto del día calentitos y no muriéndose del frío.

Aquella mañana el Heelshire había sorprendido a su chico llevándole el desayuno a la cama, un desayuno el cual había preparado Leonore, el cual Brahms se ofreció por llevarle el desayuno a su chico, el pecoso apenas se estaba despertando cuando entró él con la bandeja de comida a la habitación- ¿Cómo amaneciste? -unió sus labios en un casto y dulce beso, haciendo sonreír entre el beso al pecoso, al separarse de aquella unión, comenzó a comer lo traído por el Heelshire-Disfruta de tu desayuno, y feliz cumpleaños, Noah.

Volvió a besarlo, acostándose a su lado, abrazandolo por la cintura, mientras el pecoso disfrutaba de su desayuno muy a gusto, un café y una rebanada de selva negra-Esta delicioso-murmuro al tragar lo que tenía en la boca, su mirada bajo hacia el Heelshire en su regaso-No lo hiciese tu, ¿verdad?

- El café sí, lo preparé yo, y el pastel lo hizo Leo junto a Sue-explico-, aunque Sue se comió la mayoría de las cerezas y no pudieron decorar bien el pastel.

El pecoso río divertido ante lo contado-Si, a Sue le encantan las cerezas.

-Y Leo me corrió de la cocina-comento, y Noah rio-Dice que lo único que se hacer es café y té.

El pecoso abrió la boca dispuesto a objetar algo al respecto, pero fuera lo que fuera que iba a salir de la boca del pecoso tan sólo iba a ser para que Brahms se enojara e hiciera un berrinche, tal como el que haría un crío mimado, que a decir verdad, Brahms era un crío mimado por sus padres. En vez de decir algo por lo cual su chico se enojaria, tan sólo le sonrió y beso su frente en gratitud.

[...]

Estaba dentro de la tina, escuchaba música pacíficamente, incluso cantaba la letra. Cuando escucho como alguien abría la puerta, para luego escuchar pasos acercarse a donde él se hallaba, por inercia había cerrado los ojos y fingió estar dormido, agradeciendo internamente que una cortina cubría la parte en donde el se hallaba, pronto está fue corrida de lado, y por un momento el pecoso se imagino vivir en carne propia la escena más parodiada de Psicosis-Se que estas despierto, Noah-dijo, una voz grave y profunda, tan varonil. El pecoso ya sabía quien era, aún así, mantuvo los ojos cerrados, continuando con su actuación-Bien, si así quieres jugar.

Comenzó q oir como algo caía al suelo, no era pesado ni muy liviano, no era un adivino, no podía saber que era lo que estaba haciendo el contrario. Sintió como se acercaba más a él, sintiendo el calor de su cuerpo, se erizo por completo al sentir su lengua lamiendo el lóbulo de su oreja. Sintiéndose algo extraño con el tacto, se separó, abriendo los ojos.

Vio al contrario reír, y sintió como el calor se subía a sus mejillas al oírlo reír así, amaba su sonrisa.-Nunca falla-sonrio divertido, depositando un beso en su mejilla.

Cuando quiso darse cuenta, el mayor se había metido a la tina con él, regando algo de agua, y no pudo evitar reír, al verlo emerger del agua, tal depredador marino que estaba viendo con fijez a su presa, tembló al sentir sus manos deslizarse desde sus piernas hasta su pecho, acariciando y jugueteando con sus tetillas, provocando que soltara jadeos a lo bajo. Gruñendo al sentir como sus muslos era apretado con rudeza por el mayor.

-Brahms-lo llamo firme, haciendo que el susodicho quitará ma mirada de su cuerpo y lo viese a los ojos-Bien sabemos tu y yo que no te gustan los rapiditos.

- ¿Sabes algo? Aún no lo hacemos en la tina-dijo seductor, ignorando de forma olímpica lo dicho por el pecoso.

-Brahms Heelshire-exclamo firme, sorprendiendo al nombrado-Sabes bien que esto no terminará en un ratito, ¡porque tu! -lo señala con el dedo- ¡Tu eres un goloso que no le basta jamás con un rapidito y vas a querer continuar hasta dejarme inválido, maldito desgraciado!

El mayor tan sólo rio, acercándose a sus labios, los beso fogosamente, metiendo su lengua a su cavidad, aprendiéndosela de memoria, loco y dessesperqdo, eso emitía el beso.

Al principio puso resistencia al beso, sabía como terminaría esto y no quería que los encontrará su familia en plena acción, pero al final desistió, am sentir como sus manos viajaban hasta su cintura, en donde sus dedos comenzaron a tocar suave y lentamente su piel. Arqueo la espalda, dejando el pase libre al mayor, quien dirigió sus manos hasta sus muslos, apretandolos sin compasión, haciendo gemir entre el beso al pecoso. Ya no le importaba nada al pecoso, aferrándose a la espalda del mayor, quedando de un momento para el otro, él sentando sobre el mayor, moviendo sus caderas sobre el gran falo del mayor, quien jugaba con su entrada.

Se separaron del beso por la falta de oxigeno, uniéndolos solamente un hilo de saliva.

-Entonces, ¿haremos mi fantasía realida? -pregunto juguetón.

-tu ganas, Brahmsy-respondio, volviendo a besarlo con locura.

Aquella hubiera sido una escena bastante erótica y placentera, por no ser que alguien comenzó a golpear la puerta del baño- ¡¿CUANTO MÁS VAS A TARDAR ALLÍ DENTRO, PRINGADO?!

-Leo-dijeron al unísono, al separarse del beso, le había salido un acento español al hablar, era raro, pero así era Leo- ¡¡NO ME DIGAS PRINGADO, CAPULLO!! -respondio de igual forma el pecoso-No va a parar hasta que salgamos... ¿Lo continuamos luego, Brahmsy?

El mayor asintió resentido, como un niño chiquito, los ir hizo reír al menor, quien con dulzura lo beso.

-Ya más a la noche lo hacemos-declaro, haciendo sonreír al mayor-Y si quieres, podemos hacer algo... Experimental.

-Con mucho gusto.

Se unieron en un último beso antes de salir de la bañera, ya vestidos, el heredero de los Heelshire se fue por sus pasadizos, porque se suponía que estaba jugando a las escondidas con los pequeños, pero se había escabullido, mientras que Noah le abrió la puerta molestó a la joven de cabellos teñidos.

- ¡¿Porque me llamaste capullo, animal?!

- ¡Tu me llamaste primero pringao! -exclamo irritado- ¡No te vengas hacer la víctima!

Alejándose dando zancadas, fue hasta su cuarto, cambiandose, poniendo sólo su ropa interior dabajo de su pijama de cuerpo completo de reno, poniéndose un gorrito navideño en la cabeza, bajo junto al resto de la familia, que se hallaba sirviendo el almuerzo. Recibió algunas felicitaciones por su cumpleaños y una feliz Navidad al bajar por parte de aquello que no lo habían podido saludar con anterioridad, todos se sentaron en la gran mesa, dieron mas gracias y comenzaron a comer aquel gran banquete, entre charlas y cuchicheos transcurrió aquel almuerzo, pero aún faltaba la cena, ya anoche había celebrado la noche buena, ahora celebraban la navidad y el cumpleaños de nuestro pecoso, que cumplía al fin sus veinticinco, y lo hacia junto a la persona a la que amaba, y toda su familia al fin unida.

¿Qué podía ser mejor que esto?

¿Niñero? ᴮʳᵃʰᵐˢ ᴴᵉᵉˡˢʰⁱʳᵉ Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora